Para que el Protocolo de Kioto entre en vigor sólo falta el visto bueno de Rusia. Es necesario que lo ratifiquen un mínimo de 55 países y que entre ellos sumen al menos el 55% de las emisiones mundiales de CO2 y otros gases. El primer objetivo ya se ha superado, pero no el segundo. De hecho, desde que EEUU anunció su negativa, se ha hecho imprescindible el acuerdo casi unánime de los países desarrollados.

El protocolo permite que los países vendan y compren derechos de emisión. Como Rusia ha reducido sus emisiones un 40% con respecto al año base 1990 podría vender bonos a países que superasen sus límites.