La medicina defensiva lleva a cerca del 90% de los médicos a hacer una batería de pruebas innecesarias por temor a una posible demanda y supone alrededor del 20% del gasto sanitario total, lo que implica un riesgo para la sostenibilidad del sistema y agrava las listas de espera.

La medicina defensiva se define como aquella que practican los médicos cuando anteponen a la salud del paciente el temor a recibir una demanda por no practicar una prueba concreta, lo que, unido al gran abanico de pruebas disponible, hace que soliciten muchas más de las necesarias. Según Carlos Fornes, presidente de la Asociación de Derecho Sanitario de la Comunitat Valenciana (ADSCV), «a nadie le han condenado por hacer una prueba de más, pero sí le pueden condenar por no hacer una prueba», aunque en EEUU sí se han dado casos ya de demandar a un médico por exceso.

Fornes recuerda además que el 70% de las reclamaciones judiciales que prosperan son por falta o defecto de información del médico al paciente y añade que el 77% de los médicos asegura tener pocos conocimientos médico-legales, reclama a los facultativos que dediquen «tiempo a formarse jurídicamente».