Un cazador estadounidense ha pagado en una subasta 350.000 dólares, unos 256.000 euros, por poder abatir un rinoceronte negro en el parque nacional Mangetti, en Namibia. La subasta la organizó el pasado fin de semana el Dallas Safari Club, una asociación cinegética de Texas en una iniciativa apoyada por el Gobierno del país africano. La puja se celebró el sábado a puerta cerrada.

Según los promotores de la subasta, el dinero recaudado se invertirá en medidas para la protección del medio natural en Namibia, mientras que la carne será repartida entre comunidades de la zona.

El Gobierno local ya otorgó el año pasado cinco permisos de caza por considerar que la especie no está en regresión en el país. La caza selectiva y controlada, añaden los promotores, no pone en peligro la supervivencia de la especie.

Como era de esperar, la decisión no ha agradado nada a diversas entidades conservacionistas. Una campaña en este sentido ha reunido por internet más de 8.000 firmas de protesta. El principal problema es que el rinoceronte negro es una especie emblemática, exclusiva de África, que se encuentra catalogada en el mundo como en grave peligro de extinción.

CENSOS AFRICANOS

Actualmente existen en libertad 5.055 rinocerontes negros (Diceros bicornis), 15 veces menos de los que había en 1960, y 20.405 rinocerontes blancos (Ceratotherium simum), según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). En Namibia, un enorme país con escasa población y grandes zonas áridas, hay unos 1.800 rinocerontes negros.

Cerca de 2.400 rinocerontes han sido abatidos en África desde el 2006, tanto ilegalmente como a partir de permisos concedidos por los dos únicos países que aceptan la caza controlada (Sudáfrica, especialmente,y Namibia).

El comercio ilegal de cuerno de rinoceronte proviene principalmente de organizaciones criminales que los transportan hacia Vietnam y China. El precio del kilogramo de cuerno puede alcanzar los 65.000 dólares (49.900 euros) en el mercado negro.

Según los organizadores de la subasta, la licencia permite cazar un rinoceronte "viejo, no apto para la reproducción, y conocido por su agresividad a la hora de atacar y matar a toros más jóvenes, vacas y terneros en el parque Mangetti". Según Ben Carter, director del Dallas Safari Club, el animal iba a ser eliminado "de todas maneras".

QUEJAS CONSERVACIONISTAS

Los grupos defensores de animales han criticado de forma contundente la subasta. "Es un esfuerzo profundamente retorcido para darle un giro responsable a la caza de trofeos", expone en un comunicado Jeffrey Flocken, de la Fundación Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW).

“Desde una perspectiva ecológica, no existe ninguna diferencia entre si el cazador está motivado por la codicia, por la pobreza o por un estilo increíblemente insípido y moralmente repugnante para la decoración de interiores", argumenta Flocken.