La reforma educativa anunciada por el Gobierno supone un giro radical con respecto a la clase de Religión. Fuentes próximas al Ministerio de Educación y a la Confederación Española de Padres de Alumnos (CEAPA) calculan que un 40% de los escolares se podrán acoger a la futura fórmula de no dar clase de Religión, ni desarrollar actividades alternativas, y por tanto irse a casa mientras otros escolares reciben estas enseñanzas.

Esta posibilidad, que está siendo sometida a debate con las comunidades autónomas y el sector educativo, será consultada al Consejo de Estado, para incluirla dentro de la norma que sustituirá a la ley de calidad del PP. En el Ministerio de Educación esperan un dictamen favorable.

La futura ley sólo exigirá una solicitud expresa por escrito de las familias, o de los alumnos, indicando que no desean recibir ni clase de Religión ni su alternativa. Según cálculos de asociaciones de padres laicas, en los colegios públicos ya sólo eligen clase de Religión un 60% de los alumnos de primaria. Del 40% restante que se decantan por alternativas como estudio asistido, prácticas informáticas o actividades con carácter educativo secundario, al menos un 20% abandonaría el centro si la legislación y el horario lo permitiese. En secundaria, los porcentajes se invierten: apenas pide clase de Religión un 30%, y un 60% de los alumnos dejarían las aulas.