Obligaba a sus tres hijos, de entre 9 y 15 años, a prostituirse con un anciano de 79 años a cambio de dinero, y les daba palizas o castigaba sin comer si no accedían. Ahora, la Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a la mujer a 39 años de cárcel como cooperadora necesaria de dos delitos continuados de agresión sexual en concurso ideal con dos delitos continuados de prostitución de menores, los mismos por los que condena a otros 36 años de cárcel al hombre. Asimismo, el fallo establece otra pena de un año de prisión para la progenitora por maltrato habitual.

El fallo refleja el calvario de los tres chicos durante su infancia y adolescencia, al cuidado de una madre adicta al alcohol y las drogas que «agredía habitualmente» a sus hijos, con «palizas muy frecuentes si aquellos no accedían a hacer lo que ella quisiera». Así, además de las citas sexuales con un conocido de avanzada edad, los chicos tenían que ocuparse de las labores de la casa o de cuidar a sus hermanos más pequeños. La sentencia señala que la madre les «golpeaba sin justificación alguna», lo que «unido a las conminaciones continuas de causarles daño, generó una situación habitual de miedo y de inseguridad en sus hijos», que han sufrido estrés postraumático y alteraciones conductuales y emocionales.

Pero el grueso de la condena de la Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla hace referencia a los abusos sexuales, en algunos casos con penetración. Según los hechos probados, al comenzar la adolescencia de la mayor de sus hijas, la madre la obligó a mantener encuentros de carácter sexual con el acusado «a cambio de recibir éste una suma de dinero que previamente habían concertado».

Los encuentros se prolongaron al menos dos años, hasta que la menor cumplió 15 años y abandonó el domicilio familiar para marcharse a vivir con su padre. Según narró, esos encuentros se produjeron «casi todos los días a diferentes horas», y a veces en presencia de su madre.