Dos de cada cinco personas en riesgo de exclusión social encuentran un empleo en los 12 meses siguientes a haber participado a un programa de formación y acompañamiento en el mundo laboral, aunque los puestos de trabajo que desempeñan son todavía muy precarios e inestables, con contratos que en la mitad de los casos tienen una duración de menos de dos meses. El dato, faciltado este lunes por la fundación Formació i Treball, que trabaja desde hace 25 años en la inserción laboral de los colectivos más vulnerables, viene acompañado de una buena noticia: la tasa de incorporación de estas personas en empresas convencionales mejoró un 17% en el 2017 respecto al año anterior.

La fundación, por la que el año pasado pasaron 4.367 personas que no recibían ningún tipo de prestación, ha creado una empresa de trabajo temporal (ETT) especializada en la contratación de personas que se encuentran en riesgo de vulnerabilidad. "Las personas con las que trabajamos, que proceden de todos los colectivos de exclusión social, no pueden, a veces, ir a trabajar directamente a empresas privadas o a instituciones públicas, sino que necesitan un acompañamiento antes de salir al mercado laboral ordinario", ha precisado Albert Alberich, director general de Formació i Treball.

Desde su creación en 1992 promovida por Caritas Diocesana, la fundación ha atendido a más de 26.000 personas, con perfiles que han ido cambiando a lo largo del tiempo. "Desde la crisis, ha aumentado el porcentaje de mujeres y la edad de estas personas se ha rebajado. También hemos constatado una mayor presencia de personas autóctonas, frente a los inmigrantes", ha señalado Marina Arnau, directora de Inserción de la entidad.