Alrededor de 700 inmigrantes han intentado hoy saltar la valla de Melilla, y aunque sólo unos 80 lo han logrado, la tentativa ha puesto de manifiesto el ímpetu y la combinación de estrategias para superar el refuerzo del perímetro, que cuenta con la malla antitrepa y con amplio despliegue policial. Para conseguir su objetivo de acceder a territorio español, los inmigrantes han llevado a cabo dos asaltos masivos por distintas partes del perímetro, casi simultáneos: uno a las 6:00 horas protagonizado por unos 500 subsaharianos y otro una hora más tarde en el que han participado unos 200. Finalmente, han sido algo más de 80 los inmigrantes que pasarán su primera noche en el Centro de Estancia Temporal (CETI), ya que a la treintena inicial que había conseguido acceder, se ha sumado medio centenar de personas que durante más de seis horas habían permanecido encaramadas a la valla.

Marruecos no se ha hecho cargo esta vez de los subsaharianos que se quedan en lo alto de la verja, como venía siendo habitual, por lo que finalmente se les ha permitido quedarse en España. La Delegación del Gobierno ha informado de que, para entrar en España, los subsaharianos han ido a por todas: han lanzado piedras y objetos a agentes españoles y marroquíes, han utilizado escaleras rústicas e, incluso, han roto una de las puertas interiores de las verjas. Gracias a ello, es como la treintena inicial ha conseguido llegar en la ciudad, en la primera entrada por el vallado que se registra desde el 1 de julio, la segunda desde que está instalada en todo el perímetro la malla antitrepa. De esta manera, el "Bosa, Bosa", el tradicional cántico de victoria que los subsaharianos proclaman al entrar a Melilla, ha vuelto a sonar hoy en el CETI.

Primero, ha llegado un grupo de unos ocho subsaharianos, algunos de los cuales ha asegurado a Efe que procedían de las ciudades camerunesas de Yaundé o Duala, aunque uno de ellos lucía una camiseta de Senegal. Otro de ellos llevaba, paradójicamente, la camiseta de uno de los colegios de Melilla, el nuestra Señora del Buen Consejo que, posiblemente, alguien le habría hecho llegar hasta su campamento en territorio marroquí. Los gritos de este pequeño grupo, que aludía a la caridad, a dios y las dificultades en Marruecos, comenzaron entonces a alertar a los otros residentes del CETI, que salieron, muchos de ellos incluso en ropa interior, a recibir a los recién llegados. La alegría inicial de los primeros ocho en llegar se tornaba en un júbilo colectivo del resto que, como ellos, un día también consiguieron entrar en Melilla tras una larga espera.

A estos ocho se les unieron algo más de veintena, primero, y otro medio centenar después, los encaramados, por lo que el número total sobrepasa los 80. Tres de ellos han resultado heridos, uno con una brecha en la cabeza tras caer de la valla, de la que emanaba abundante sangre, una hemorragia que un guardia civil, con sus propias manos, se encargó de taponar mientras llegaba la ambulancia. Otro de los heridos ha sufrido una rotura en el tobillo, mientras que el tercer atendido presentaba mal estado general, por lo que también fue trasladado al hospital. Las tentativas en Melilla han coincidido con dos días de oleadas de pateras en el Estrecho, todo ello en medio de la alarma generada por el virus de Ébola, que se ha cobrado una primera vida en España, la del sacerdote español Miguel Pajares, trasladado el pasado 7 de agosto desde Liberia.

Precisamente, a la preocupación por "el temido Ébola" ha aludido en su cuenta de Twitter la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) en Melilla, que también ha hecho referencia a la "presión de los desesperados" para informar del nuevo salto a la valla. Melilla sufre desde hace meses una extrema presión migratoria que ha provocado que el 2014 haya batido un récord en entradas, superando, incluso, al 2005, el conocido como año de las avalanchas.