Los jueces también han tenido sospechas de que Domingo Merino Arjona, de 55 años, ve más de lo que dice. Pero ningún médico ha podido establecer el grado de "reserva de visión" pese a su ceguera. Por eso, la Audiencia de Barcelona le ha absuelto de estafar a una aseguradora por las secuelas padecidas en un accidente de tráfico. Tras cobrar la indemnización por quedar invidente, fue sorprendido conduciendo un turismo a 150 kilómetros por hora.

En 1996, tras un accidente de moto, Merino cobró 546.000 euros (casi 91 millones de pesetas) por la ceguera total. Pero la aseguradora que le pagó entendió, evidentemente, que conducir a esa velocidad, era totalmente incompatible con su ceguera. Fue un investigador privado, contratado por la compañía, el que les facilitó la información de la sanción de tráfico.

La Audiencia reconoce que no puede considerar acreditado que el acusado engañara al juez que declaró su incapacidad ni a la compañía de seguros, aunque los magistrados sospechan "que la agudeza visual del acusado es mayor de la que acepta tener".

La Audiencia concluye que "la ceguera cortical que padece el acusado no es incompatible con la conservación de cierto grado de agudeza visual", aunque confiesan que "ignoran el grado concreto de tal capacidad de visión" y, por ello, acuerdan su absolución.