Cada español gasta de media 400 euros (unas 66.000 pesetas) al año a consecuencia de los accidentes de circulación, según un estudio dirigido por Luis Montoro, catedrático de Psicología y director del Instituto de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia. Más allá del recuento de muertos y heridos que las carreteras se llevan por delante, el informe cuantifica las pérdidas económicas que suponen los siniestros: en toda la UE llegan a 160.000 millones de euros (26 billones de pesetas) al año, mientras que en España suponen una décima parte, unos 16.000 millones.

Estas cifras, dadas a conocer ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, provienen de los costes materiales, los gastos de gestión, las hospitalizaciones, los gastos personales y sociales por pérdida de productividad y las indemnizaciones asociadas a todo accidente.

Según el estudio, las carreteras españolas, en las que cada día mueren 15 personas y otras 450 resultan heridas, son, en comparación con la UE, un escenario más proclive a los accidentes. Si la media europea es de 114 muertos por millón de habitantes, la de España es de 151.

FACTORES El catedrático señaló tres factores que explicarían este fenómeno: la "insuficiente" dotación de la Guardia Civil de Tráfico, cuerpo que cuenta con 8.500 efectivos, el mismo número que en 1980, pese a que ha aumentado la cantidad de vehículos; la necesidad de mejorar las señales viales para que éstas sean más "visibles, legibles, creíbles e inteligibles"; y, por último, la vejez de los vehículos (el 60% tiene más de cinco años y el 30% más de 10).

Sin embargo, de acuerdo con los estudios en la materia, sólo entre el 4% y el 8% de los siniestros son consecuencia del mal estado de los vehículos. Entre el 15% y el 20% se deben al mantenimiento o diseño de la vía, y entre el 70% y el 90% son atribuibles directamente a un fallo humano.

Montoro también se refirió al carnet de conducir por puntos que entrará en vigor el próximo año. En su opinión, reducirá el número de accidentes de circulación en las carreteras ya que "inhibe el comportamiento del sujeto, apuesta por el reciclaje del mal conductor y hace que se cometan menos infracciones".