Sheila Griffin, una mujer de Manchester (Reino Unido) de 36 años y madre de cuatro hijos, se ha suicidado después de que se le retirara la custodia de los menores tras haber sido acusada erróneamente de haber mantenido relaciones sexuales con un chico menor de edad. A pesar de que finalmente consiguió ser absuelta, los niños todavía vivían con el padre y tenía que luchar para verlos. La mujer murió con un cóctel de medicinas.

La vida de Sheila se truncó en el 2012 al ser acusada de abusar sexualmente de un menor de edad. La madre de Sheila afirma que el suicidio se debe al martirio que soportó tras ser acusada. «La grave acusación a Sheila tuvo un profundo efecto en ella», ha explicado a The Sun. Este giro en su vida la condujo a una depresión e intentó quitarse la vida en numerosas ocasiones, de hecho, sus problemas mentales la habían llevado a ingresar en un hospital psiquiátrico. Su madre, que la encontró muerta en la cama, lamenta que nadie les escuchase. Tras la autopsia se ha determinado que se trató de un suicidio y no de una muerte no intencionada por sobredosis. Dos días antes, la mujer había intentado a ver a sus hijos.