El consumo excesivo de alcohol está en el origen de más de doscientas enfermedades y por primera vez un equipo de investigadores ha comprobado que los daños inducidos por ese consumo no se detienen al dejar de beber.

Los investigadores han constatado que el consumo excesivo de alcohol produce una alteración generalizada en la sustancia blanca del cerebro (las «autopistas» que conectan las diferentes partes del cerebro) que afecta sobre todo a las estructuras relacionadas con la comunicación entre los dos hemisferios, a la toma de decisiones y a la memoria.

El estudio, cuyas conclusiones publicó ayer la revista Jama Psychiatry, lo han llevado a cabo investigadores del Instituto de Neurociencias de Alicante y el Instituto Central de Salud Mental de la Universidad de Heidelberg (Alemania).

Además de estar en el origen de más de doscientas enfermedades, el consumo excesivo de alcohol provoca más de tres millones de muertes cada año en el mundo, por lo que la detección temprana de sus efectos negativos es un objetivo prioritario de los neurocientíficos. El alcohol provoca una de cada 20 muertes en el mundo, según la OMS.

En el estudio han participado 91 pacientes con una edad media de 46 años, hospitalizados en Alemania a causa de un transtorno por consumo de alcohol, y se ha completado con un modelo de ratas que ha demostrado una preferencia natural por el alcohol.

Los resultados ahora conocidos rebaten la creencia de que las alteraciones en el cerebro comienzan a normalizarse inmediatamente después de dejar el consumo de alcohol.