Los cinco visitantes que ayer accedieron a la cueva de Altamira mostraron su "emoción" por ver unas pinturas que, aseguraron, "conservan bastante fuerza". Seleccionados por sorteo, los elegidos --tres cántabros, una malagueña y un madrileño-- estrenaron las visitas experimentales organizadas por el Centro de Investigación de Altamira al interior de la cueva original --cerrada al público desde el 2002--, para probar, hasta después del verano, el efecto de la presencia humana en unas pinturas de hasta 20.000 años de antigüedad.

Estas visitas semanales, de 37 minutos, con cinco personas más el guía, se elegirán por sorteo entre quienes acudan al museo, con el fin de dar continuidad a los estudios que se realizan sobre el estado de la cueva desde septiembre del 2012.

Ayer, entre los agraciados había dos periodistas. "Vine a Cantabria para trabajar y me he encontrado con la sorpresa de ser parte del reportaje", decía Javier Miguel Ors, redactor de La Razón, el único que había pisado antes la cueva original. Las papeletas que depositaron en una urna fueron seleccionadas por la mano de una empleada del museo en el esperado sorteo que se celebró pasadas las 11.00 horas.

Que dos periodistas --uno del Diario Montañés y otro de La Razón-- hayan estado entre los cinco elegidos da idea del interés que esta reapertura controlada ha suscitado en la prensa: había unos 40 medios acreditados Un profesor de instituto jubilado que vive en Cantabria, una joven santanderina y una turista malagueña completaron el grupo.

María Luisa, la empleada más antigua del museo, con 41 años de experiencia, fue la encarga de explicar a los cinco elegidos las pinturas y grabados de Altamira. Poder participar en este momento "casi histórico" le hacía "muchísima ilusión". "Me ha parecido cortísimo quería enseñarles más", se lamentó. Su compañera Marta les acompañó para controlar el tiempo.

Dentro, según cuentan quienes lo han vivido, se ha notado humedad y les ha llamado la atención el juego de luces y sombras y las condiciones en que los moradores de la cueva hicieron sus dibujos "sin perspectiva". También han resaltado la viveza de las pinturas originales y "el peso de la historia".

Este experimento busca la conservación, pero no como fin en sí misma, sino para el disfrute, según el director del museo, José Antonio Lasheras.