Como si de una excavadora gigante se tratara, un desprendimiento de tierras sepultó el pasado fin de semana decenas de viviendas en el condado de Snohomish, una zona montañosa y pesquera del estado de Washington, situada unos 90 kilómetros al noreste de Seattle. Según las autoridades locales, el alud de barro, árboles y rocas dejó al menos ocho muertos. Hay también más de un centenar de desaparecidos, una lista que incluye a residentes de la zona, obreros de la construcción y un grupo de niñas que celebraba un fiesta de pijamas. Las autoridades prevén que la cifra de víctimas aumente a medida que avanzan las labores de rescate.

La tragedia se produjo el sábado por la mañana, cuando muchos de los residentes se encontraban en sus casas. Una de las paredes de una colina se desprendió a causa de las lluvias. La masa de lodo y maleza atravesó el río Stillaguamish y avasalló una treintena de viviendas, así como un tramo de la carretera estatal 530, que quedó enterrada bajo la montaña de barro.

Desde el pasado sábado no se ha encontrado a nadie con vida. Además de los ocho muertos, hay al menos cinco heridos. "No te puedes imaginar la devastación hasta que la ves", le dijo Dayn Brunner al Seattle Times. Su hermana conducía su coche cuando la avalancha de barro se le echó encima.