La policía y la fiscalía de Constanza (sur de Alemania) pidieron ayer colaboración ciudadana, después de que un desconocido haya amenazado a diversas cadenas de supermercados de todo el país con colocar productos envenenados en sus estanterías si no recibe varios millones de euros.

En una rueda de prensa conjunta, la policía y la fiscalía dieron a conocer este chantaje ante su «extraordinaria relevancia», pues la amenaza, que puede afectar a Alemania y a otros países europeos e implica un delito muy grave que puede conducir a la muerte, se toma «muy en serio».

El riesgo se asume como real porque en el correo electrónico en el que anunció su chantaje, recibido el 16 de septiembre por la policía y las cadenas amenazadas, se avisaba a las autoridades de que ya había colocado botes de comida para bebés envenenados y se daban indicaciones concretas sobre cuántos y dónde.

La policía, que se incautó de los productos citados en varias tiendas de la ciudad de Friedrichshafen (suroeste de Alemania) y los retiró sin hacer pública entonces la amenaza, difundió ayer imágenes del principal sospechoso captadas por las cámaras de seguridad de un supermercado y pidió la colaboración ciudadana para identificarlo y detenerlo cuanto antes.

Se trata de un hombre de unos cincuenta años, de mediana estatura y delgado que en las imágenes lleva gafas y un gorro. Las autoridades, que sitúan detrás de la amenaza a una o varias personas «sin escrúpulos», pidieron que no cunda el «pánico ni la histeria», pero sí que a la hora de realizar la compra se preste atención a que los productos no han sido manipulados. El producto empleado para contaminar los tarros de comida infantil fue etilenglicol, un compuesto químico incoloro y ligeramente dulce que se utiliza, por ejemplo, como anticongelante.