A Ana Aznar se le adelantó más de dos semanas el parto de su primer hijo, pero todo ha salido tan bien que, tan sólo 48 horas después de dar a luz, la nueva madre abandonó ayer la Clínica de Nuestra Señora del Rosario de Madrid en compañía de su marido, Alejandro Agag, y el pequeño Alejandro Agag Aznar.

La hija del expresidente José María Aznar posó por primera vez en los jardines de la clínica con su ampliada familia. Sólo faltó su madre, Ana Botella, que a esa misma hora debía firmar ejemplares de su primer libro, Mis ocho años en la Moncloa , en la Feria del Libro de Madrid. La autora, sin embargo, encontró un momento para visitar a su hija en la clínica antes del encuentro con los lectores.

Ana Aznar, de 22 años, estaba radiante. "Somos muy felices y todo ha ido perfectamente. El pequeño está muy bien y es muy bueno", contestó a los periodistas apostados a las puertas del centro. La joven, acompañada en todo momento por su marido, de 33 años, no recuerda el parto, "natural, con epidural", como una experiencia traumática. "Fue rápido, sin ninguna complicación", explicó.

Por consenso popular, el pequeño Alejandro ha salido a su padre. Un parecido que el sábado constató el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, que visitó a la hija de Aznar en la clínica. Rato, hombre de contrastes, combinó unas veraniegas bermudas por la rodilla con una americana y mocasines de campanitas. También con atuedo deportivo, aunque menos atrevido, el abuelo Jose esperó ayer en su coche a que la familia Agag-Aznar acabase la sesión de fotos para llevarla hasta su domicilio. Ahora hay que empezar a pensar en el bautizo.