El secreto mejor guardado en el Tour de Francia no es que la cantante Sheryl Crow se pasee como una turista por todas las salidas y llegadas de la carrera siguiendo de cerca a su novio, el pentacampeón Lance Armstrong. Este no era el secreto. Ella se deja ver y ambos reparten sonrisas a cuantos se les acercan. El secreto lo ha desvelado una camarera de planta de un hotel belga en el que pernoctó la formación del US Postal, el equipo del ciclista tejano.

La pareja, que comparte habitación, quita cada noche el colchón del somier y lo tira al suelo. El ciclista y la intérprete de All i wanna do prefieren dormir sobre la superficie más dura de la estancia. El año pasado, Armstrong no tenía esa manía cuando lo visitaba Kik, su exesposa, de la que se divorció a finales del verano pasado. Crow, colchón aparte, es la gran atracción del Tour si se excluyen a los corredores participantes. Está tan metida en la carrera que algunas mañanas, para no perder la forma, se viste con maillot y coulotte, se sube a una bicicleta, idéntica a la que utiliza su novio, y recorre unos cuantos kilómetros. Los suficientes para calentar un poco y quemar unas calorías. Después sigue el recorrido de la etapa en uno de los vehículos auxiliares del conjunto estadounidense. Tan entusiasmada parece mientras conoce los entresijos del Tour que nunca olvida su cámara digital, que luce colgada al cuello como una turista sin fama ni música.

La artista siempre va vestida con tejanos gastados, camiseta, sandalias y unas gafas de sol que lleva hasta en los días nublados. Habla y saluda efusivamente a los ciclistas estadounidenses. Incluso, a los rivales de Lance, como Levi Leipheimer, del conjunto Rabobank, y Tyler Hamilton, del Phonak suizo. Armstrong y Crow se conocieron el otoño pasado en Las Vegas, en una fiesta organizada por el tenista Andre Agassi . Ambos compartieron mesa y, desde entonces, apenas se han separado.