Primero fue el aborto y el divorcio, que llegó a situar como gérmen de la violencia de género, y ahora es la política de igualdad la que está en el punto de mira del arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, que en su homilía del pasado domingo en la catedral granadina cargó contra las implicaciones de la ideología de género. No solo «trata de imponerse como ley en la educación de los niños», aseguró a los fieles, sino que además consideró que hay «una patología detrás de eso. Hay una cortedad y una torpeza de la inteligencia».

La intervención de Martínez, que fue colgada en su página web como hace habitualmente, continuó proclamando que hombre y mujer «somos iguales en dignidad» si bien, «no son intercambiables más que para los intereses del mercado, y del Ministerio de Hacienda». Así, insistió en que hombres y mujeres solo comparten el mismo destino, «participar de la vida nueva en Cristo». Pero «en todo lo demás no reaccionamos igual, no pensamos de la misma manera». Por eso, no perdió la oportunidad de reprochar que «una ideología pueda enseñar las cosas más inverosímiles».

Su discurso continuó recordando las palabras de un sacerdote amigo suyo, que solía decir que «Cristo ha venido también para enseñarnos a distinguir una patata de una rosa y un hombre de una mujer», y «para descubrirnos que las patatas son muy feas pero se comen, y las rosas son muy bonitas, pero si te comes una rosa, te llenas la boca de sangre y, además, destruyes la belleza de la rosa».

REPROCHE DE LA JUNTA / La Junta de Andalucía se apresuró a considerar las palabras del arzobispo como «absolutamente intolerables» y lamentó que «cuando se trabaja en defensa de la igualdad, que es lo básico de los derechos humanos de las personas, siempre hay un posicionamiento por parte de este arzobispo y de otros responsables eclesiásticos en este país» vinculando las políticas de género con la «falta de inteligencia».