Activistas de Greenpeace se colaron el jueves en la macrogranja de cerdos más contaminante de España. Situada en Hellín (Albacete), la instalación dispone de unas balsas de excrementos de cerdos que podrían llenar hasta 120 piscinas olímpicas junto a las que los ecologistas han desplegado pancartas con los lemas «La carne industrial contamina», «#PlanetaEnCarneViva» y «Stop ganadería industrial». Luego se han subido al tejado y han pintado en letras gigantes el segundo de los eslóganes.

La macroexplotación es propiedad de Cefusa, la principal suministradora de carne de la marca de embutidos El Pozo. El complejo tiene una capacidad para 150.000 cerdos y, según Greenpeace, emite «más amoníaco que cualquier refinería de petróleo, planta de tratamiento de residuos peligrosos o de fertilizantes sintéticos». Según el Registro Estatal de Emisiones es también la explotación ganadera más contaminante en cuanto a emisiones de metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el CO2.

MORATORIA INMEDIATA

La oenegé reclama una «moratoria estatal inmediata» para la ganadería industrial, que comportaría denegar el permiso para la construcción de ninguna nueva instalación de ganadería intensiva y un plan para reducir la cabaña ganadera al menos a la mitad en 2030.

El portavoz de la campaña de Greenpeace, Luis Ferreirim, ha señalado que con la acción, la oenegé quiere mostrar «lo mucho que contamina la inmensa mayoría de la carne» que se consume que no procede de granjas sostenibles.

«La ganadería industrial es una bomba de relojería que tiene de ser desactivada de inmediato. Es urgente establecer una moratoria estatal y reducir drásticamente la cabaña ganadera para poder cumplir el Acuerdo de París, la Directiva de Nitratos y respetar el umbral de emisiones de amoniaco», ha advertido Ferreirim.

España supera en un 39% el techo de emisiones de amoníaco marcado por las directivas comunitarias, lo que ha llevado a la Comisión Europea a lanzar varias advertencias y a considerar su reducción como una de las acciones prioritarias que se deben llevar a cabo en 2019.

Pese a que en los últimos años se ha dado un repunte en algunos países, entre 1990 y 2015 la UE consiguió una reducción del 24% de las emisiones de amoníaco a la atmósfera. Sin embargo, en ese período, sólo España e Irlanda incrementaron sus emisiones, y solo en España aumentaron de forma significativa, un 12%, frente al 1,6% de Irlanda. Entre 2014 y 2016, las emisiones de amoníaco en España crecieron un 6,13%, lo que demuestra una tendencia al alza continuada en nuestro país. El amoníaco (NH3) es un gas contaminante que contribuye a la deposición de ácidos y la eutrofización, y puede conducir a graves afectaciones en la calidad del suelo y del agua.