Una mujer de 54 años y su hija, de 32, fueron brutalmente asesinadas ayer en el domicilio de ambas, una casa unifamiliar de Lli§á de Vall (Barcelona). A falta de recabar nuevos datos en el escenario del crimen, los investigadores de los Mossos d´Esquadra sospechan que el asesino se vio sorprendido por la joven cuando robaba en el interior de la casa y que, posteriormente, llegó la madre, que también fue abatida mortalmente por varias puñaladas. La víctima de mayor edad estaba separada hacía cinco años y la otra estaba casada con un mosso d´esquadra , con el que tenía dos hijas, una de dos años y otra de cinco.

Precisamente fue el marido de la joven el que encontró los dos cadáveres cuando, a las 14.30 horas, entró por la puerta de su casa. Sus dos hijas estaban, en el colegio y en la guardería, donde ambas comen.

ENTRO POR LA COCINA El asesino rompió un vidrio de la puerta de la cocina, en la parte trasera de la casa, para poder entrar al interior. A las 13.30 horas, un vecino de las víctimas vio como la joven, Sílvia Codina Alvarez, entraba con su coche en el garaje de su casa. Según todos los indicios, la mujer sorprendió al ladrón y ambos se enzarzaron en un forcejeo. La chica presentaba numerosas heridas de arma blanca y señales inequívocas en los brazos y las manos que mostraban hasta qué punto intentó zafarse de su agresor. Su cadáver apareció en el comedor principal. Los agentes han encontrado incluso restos de piel en las uñas de la víctima, que serán fundamentales para identificar al asesino.

Según los primeros datos, la madre de la víctima, María Engracia Alvarez Vidal, entró en ese momento en la vivienda, descubrió a su hija, pero fue alcanzada por el asesino en el recibidor cuando intentaba huir para pedir auxilio.

El marido de la joven necesitó ayuda psicológica por la tarde. También tuvo que ser atendido por un psicólogo el exmarido de la madre y padre de la otra víctima. Conocidos de la familia aseguraron ayer que, a pesar de la separación, los dos mantenían una buenísima relación.