Un servicio marítimo entre Barcelona y Roma está en disposición de sacar de las carreteras catalanas, francesas e italianas a un conjunto de camiones que formarían una cola de 10 kilómetros. Son las denominadas autopistas del mar, un servicio de transbordadores inaugurado esta primavera, que enlaza tres días por semana el puerto de Civitavecchia, a 80 kilómetros de Roma, con el de Barcelona.

Para un futuro próximo se estima que los pasillos marítimos aprobados por la Unión Europea el pasado abril, que atravesarán toda Europa --desde España hasta Kiev (Ucrania) y desde Lisboa hasta Atenas-- sacarán de las carreteras del continente a un millón de camiones cada año. La comisaria europea de Transporte, la española Loyola de Palacio, y el expresidente de los armadores europeos y actual vicepresidente los armadores italianos, Emanuele Grimaldi, son los principales artífices de este proyecto.

Cuando esta red esté completa será posible cargar un camión en Grecia y desembarcarlo en cualquier punto del Mediterráneo, cubriendo por tierra solamente los kilómetros indispensables. Se trata de una filosofía diferente de la de los contenedores, ya que el traslado del camión y del chófer permite cubrir con rapidez y con menos gastos los mercados.

Menos tiempo

El tramo que ya funciona entre Roma y Barcelona es sólo una parte de un pasillo que atravesará el sur de Europa, conectando Lisboa y Atenas, y desde el que se podrá acceder, por tierra, al eje Lisboa-Kiev.

El éxito de lo que en apariencia parece el huevo de Colón está en que el viaje marítimo es más barato, más rápido y ofrece una larga serie de ventajas medioambientales y de seguridad. Varios centros de estudios europeos y los armadores han estimado que cubriendo por mar el trayecto Civitavecchia-Barcelona o viceversa, el transporte de un camión TIR con un remolque de 13 metros sale por la mitad de lo que costaría por tierra: 1.000 euros en lugar de 2.000, y 20 horas de navegación en lugar de 35 de conducción.

"Desde que existe el servicio, hemos dejado de ir a Italia por tierra", dice sobre el barco Eurostar Roma Luis Maldonado, un chófer alicantino que cada semana transporta frutas y verduras hasta el gran mercado de Latina, a 70 kilómetros al sur de Roma. Esposito Capacciuoli, chófer de un TIR, también carga sobre las naves las verduras producidas en la zona de Fondi, en el sur de Roma. "A veces transportamos medicamentos y detergentes de la zona industrial de Pomezia", dice.

Algunos estudios sobre el tema estiman que también los viajes particulares se beneficiarán de las nuevas autopistas marítimas. Según los especialistas, un coche Fiat Punto con cuatro personas que realicen el trayecto de Roma a Barcelona o al revés, durmiendo por el camino, pagarían 30 euros menos si viajasen por mar. No hay mucha diferencia de precio ni de horarios, porque yendo por mar el viaje dura sólo dos horas menos, pero el conductor y los acompañantes van descansados y tienen bar y discoteca.

Las estimaciones sobre precios y horarios han sido realizadas sobre la base de las distancias reales entre Civitavecchia y Barcelona, que son de 1.300 km por tierra y 819 por mar (442 millas), viajando en el ferry que actualmente enlaza las dos ciudades, a 27 nudos de velocidad. En los cálculos sobre las alternativas terrestres se han tenido en cuenta unos alojamientos medios y medio bajos. La comisaria europea De Palacio dice que "en el Mediterráneo no se necesitan grandes inversiones, sino que hay que potenciar solamente los puertos que ya existen".