La autopsia realizada a la niña de 10 meses que murió el sábado en Torroella de Montgrí (Gerona) revela que no sufrió ninguna agresión sexual y no descarta incluso que la pequeña falleciera por causas naturales. A la espera de que se realicen nuevas pruebas para aclarar la causa de la muerte, los forenses han determinado que las heridas descubiertas en el cuerpo de la bebé son superficiales y no hay desgarros ni lesiones internas. Los Mossos d’Esquadra detuvieron el mismo sábado a un hombre de 26 años que vivía en el mismo piso de la víctima, pero tras conocerse los resultados de la autopsia, ayer fue puesto en libertad. El arrestado deberá presentarse hoy ante el juez que instruye el caso.

Además, en las próximas horas se realizarán pruebas complementarias al cuerpo de la pequeña con el objetivo de determinar la causa de su fallecimiento y si este fue, efectivamente, por una infección. Aunque los primeros exámenes en el ambulatorio -que activaron el protocolo para este tipo de situaciones- apuntaban incluso a abusos sexuales, la principal hipótesis que se manejaba ayer era la de que se produjo un cúmulo de circunstancias que llevaron a sospechar de una actuación criminal de la que ahora se duda. La sangre que presentaba el cadáver (la menor llegó ya sin vida al centro sanitario de Torroella) se podría incluso relacionar con el intento de reanimación que se le practicó previamente durante más de una hora. De todos modos, las pruebas pendientes incluyen también detección de tóxicos para descartar cualquier tipo de violencia.

El hombre detenido por los Mossos y que ayer fue puesto en libertad no tiene antecedentes penales. Compartía vivienda en Torroella de Montgrí con la madre (de 21 años) de la bebé fallecida y con su otra hija, de 2 años. Eran compañeros de piso, pero no mantenían relaciones sentimentales.

El caso despertó la alarma social, hasta el punto que alguna oenegé condenó lo que se presumía que era un asesinato y reclamó una ley que proteja la infancia de la violencia.