Los recortes han situado la aportación española a la ayuda humanitaria internacional a un nivel tan insignificante que puede considerarse prácticamente nula. En solo tres años, estos fondos han caído el 88%, de los 350 millones de euros del 2010 a solo 38 millones en el 2013, mientras en el resto del mundo aumentaban sin parar ante el creciente número de catástrofes que había que hacer frente en el mundo.

Los datos corresponden al informe anual que sobre ayuda humanitaria elabora el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), que ayer presentó el documento junto a la oenegé Médicos sin Fronteras (MSF). La cifra aportada por el Estado español se aleja cada vez más del compromiso de destinar a las crisis que afectan a la humanidad entre el 7% y el 10% del dinero previsto para la cooperación al desarrollo. "Si la cooperación se ha reducido drásticamente, la ayuda a las situaciones más graves ha caído todavía más", recriminó el codirector del IECAH, Francisco Rey, para quien esta cicatería pone en entredicho el prestigio internacional de "un país que, como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, debería saber cuáles son sus responsabilidades".

NECESIDADES SIN ATENDER Durante el 2013, la ayuda del conjunto de países de todo el mundo alcanzó la cifra récord de 22.000 millones de dólares (17.626 millones de euros), con un crecimiento respecto del año anterior del 17,5%. Insuficiente, sin embargo, para hacer frente al creciente número de conflictos, como los de Siria, Irak y Ucrania, que generan un gran número de refugiados. Según el instituto de estudios sobre conflictos, una tercera parte de todas las necesidades quedaron sin atender durante el año pasado.

El balance del 2014 no será mucho mejor pese a que la crisis del ébola ha obligado a movilizar fondos extraordinarios. La previsión es que la ayuda de España crezca hasta "los 40 y tantos millones", en proporción con lo que está previsto que crezcan los Presupuestos para el 2015. "Cantidades completamente insuficientes para un país como España", según Rey. Los vertiginosos recortes han situado las cifras aportadas por España por detrás de vecinos como Portugal e Italia, a los que tradicionalmente había superado.

La insensibilidad del Gobierno se traduce también en casos como el de los refugiados sirios. España se ha mostrado dispuesta acoger a unos 180, una cifra tan escasa como la de un país como puede ser Uruguay.