Tras prejubilarse de la política, José María Aznar empezó ayer a entrenarse en una nueva ocupación a la que, en adelante, invertirá gran parte de su tiempo: la de abuelo. Su hija, Ana, de 22 años, dio a luz la madrugada del viernes a un bebé que se llamará Alejandro y que es el primer nieto del expresidente. "Estoy empezando a asumir que soy abuelo, algo que llevo maravillosamente bien", afirmó Aznar, quien hasta ayer repartía sus planes de futuro entre Faes --la fábrica de ideas del PP-- y las clases en la Universidad de Georgetown.

Aznar, de 51 años, confesó estar "feliz" y aseguró que tal era su "deseo" de ser abuelo que recibió al niño "cuando llegó, como debe ser". El expresidente y su esposa, Ana Botella, pasaron casi toda la noche en vela, ya que acompañaron a su hija cuando ingresó a las once de la noche en el Hospital Nuestra Señora del Rosario. En ese momento, su marido, Alejandro Agag, se encontraba "de viaje".

PARTO ADELANTADO Una vez llegado a la clínica, fue el propio padre, de 33 años, quien brindó el parte médico: el parto, natural, había ido "muy bien", y tanto la madre como el niño, que pesó 3,5 kilos y midió 50 centímetros, se encontraban perfectamente. Alejandro Agag también aprovecho para justificar su baja en el parto. El nacimiento del bebé se había adelantado y "pillado a todos por sorpresa". "Pero ha sido una buena sorpresa", apostilló el yerno de Aznar.

Ya con carrerilla, Agag proclamó que el niño es "muy bonito". Y a la obligada pregunta de los parecidos, barrió para casa y aseguró que el niño ha salido a él. En ese aspecto no polemizará con su suegra, quien también vio en el niño más de los Agag que de los Aznar. Sobre esta cuestión, el expresidente, siempre amigo de la moderación, dijo que era "demasiado pronto para decir nada".

LOS PADRINOS Los Agag-Aznar han encontrado a los padrinos sin salir del clan político-familiar. El padrino será José María Aznar hijo, mientras que la madrina será Lucía Figar, que fue secretaria general de Asuntos Sociales con el anterior Gobierno.