La investigación en busca de una vacuna antisida ha contado desde el inicio de la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), hace 23 años, con una tímida inversión económica de la industria farmacéutica y un discreto interés entre la comunidad científica. Esos factores provocan una situación mundial que fue calificada ayer de "vergonzosa" por el doctor Seth Berkley, presidente del colectivo denominado Iniciativa Internacional para una Vacuna contra el Sida (IAVI, en sus siglas inglesas), en la 15 Conferencia Internacional contra el Sida, que se celebra en Bangkok (Tailandia).

"Sólo una vacuna eficaz puede poner freno a esta epidemia", aseguró Berkley, poniendo en duda que el lema del encuentro Acceso --de los medicamentos-- para todos pueda ser una realidad que beneficie a los 37,8 millones de personas que ya están infectadas por el VIH en el mundo.

IAVI es un organismo internacional que intercede ante los gobiernos para que impulsen la investigación de los 27 proyectos de vacuna preventiva que se están desarrollando en el mundo. Sólo uno de ellos, Aidsvax, ha alcanzado la fase de ensayo en humanos, aunque con resultados discretamente positivos. "El mundo avanza lastimosamente hacia el descubrimiento de una vacuna, cuando debería hacerlo a gran velocidad --añadió Berkley--. Hallar ese preventivo no está considerado una prioridad ni para los científicos ni para la política y la economía".

LA MITAD DEL NECESARIO El dinero destinado a ese objetivo es de unos 600 millones de euros, la mitad de los que serían necesarios para poder avanzar en el desarrollo de los prototipos de vacuna en marcha, añadió Wayne Koff, vicepresidente de la IAVI. La mayoría de esos proyectos, añadieron, se encuentran en fases muy preliminares y existen escasas esperanzas sobre su eficacia.

Una vacuna contra el virus del sida deberá tener una capacidad de recombinación genética tan sofisticada como la que tiene el VIH, un microorganismo que nadie ha logrado desalojar aún de la sangre de un infectado. Este virus ha creado, además, una quincena de subtipos en distintos continentes, que permanecen en constante mutación y destruyen los mecanismos defensivos de las células inmunitarias.

Esa realidad convierte las investigaciones en vacunas antisida en una inversión de resultados inciertos, algo que desagrada a la industria farmacéutica. Los esfuerzos destinados al diseño de los fármacos antirretrovirales, en cambio, proporcionan una rentabilidad inmediata, ya que son financiados por los sistemas sanitarios de Europa occidental y por las mutualidades de EEUU. Pero no llegan al 90% de los enfermos, que viven en países donde no pueden pagar su elevado precio.

Como ha ocurrido en Africa, la epidemia de sida amenaza con destruir la economía de los países de Asia y el Pacífico, donde el VIH afecta a siete millones de personas y acaba con la vida de unas 500.000 cada año. "La ausencia de tratamientos inmediatos permitirá que otros 10 millones de personas contraigan la infección antes del 2010", indica un estudio presentado ayer por Onusida y el Banco Asiático de Desarrollo.

LOS GENERICOS China, India, Vietnam, Camboya o la propia Tailandia están seriamente amenazadas por la epidemia de un virus que no se frena con un tratamiento simple, sino que exige disponer de infraestructuras sanitarias para poder aplicarlo, recordaron ayer los científicos. La producción liberalizada y sin cortapisas de fármacos antirretrovirales genéricos, más baratos, se apuntó como una necesidad ante la que la industria, diseñadora y dueña de las patentes, pone serias reticencias.