Los fondos marinos de los mares que bañan Europa, desde el Ártico hasta el Mediterráneo o el golfo de Cádiz, están cubiertos por grandes cantidades de basuras generadas por el hombre, incluyendo plásticos de todo tipo, trozos de vidrio y madera, cerámica y artes de pesca, latas, cerámica y textiles, con densidades de hasta 70 objetos o 4,6 kilos por hectárea, según ha cuantificado un estudio internacional con participación del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) y de la Universidad de Barcelona (UB). "En algunos sondeos con redes hemos extraído más residuos que biomasa", resume Joan Baptista Company, biólogo del CSIC y uno de los científicos líderes para el área mediterránea. "Algunas áreas parecen auténticos vertederos", añade Miquel Canals, catedrático de Geociencias Marinas de la UB.

Encontrar residuos era previsible en los territorios cercanos a la costa, donde se concentra la actividad humana, pero el estudio ha localizado zonas muy afectadas en valles situados a 2.000 kilómetros del litoral y con profundidades superiores a 3.000 metros. "Es sorprendente descubrir que zonas que apenas han sido transitadas están llenas de residuos. Las basuras han llegado antes que los humanos", prosigue Canals.

A 4.500 METROS Un caso extremo es el cañón de Cascais, en la costa portuguesa, donde se han encontrado 10 objetos por hectárea a nada menos que 4.500 metros de profundidad. En una situación similar se sitúa el cañón de Blanes, donde han aparecido 32 objetos por hectárea a 1.500 metros. Los residuos proceden en parte de la actividad en la superficie (por ejemplo, el tránsito de barcos o la pesca), pero esencialmente son el resultado de las corrientes marinas que los han arrastrado desde zonas más humanizadas. "Los cañones actúan de conectores entre las aguas costeras y el mar profundo", subraya el estudio. Es decir, canalizan las basuras desde las áreas humanizadas de la costa hasta las profundidades.

En el trabajo, publicado en la revista PlosOne, han participado científicos de 15 instituciones europeas coordinados por Christopher Pham, de la Universidad de las Azores.

La mejor situación se observa al norte de las islas Feroe, con 0,36 objetos por hectárea, y al noreste de Irlanda, con 0,76, pero los científicos se muestran cautelosos al comparar zonas porque la mayor o menor presencia de plásticos puede depender, entre otros factores, del grado de desintegración de los materiales. Los resultados también dependen del método de conteo: visual con cámaras robotizadas o recogida de materiales mediante redes de arrastre.

El plástico suele ser la basura más común, pero hay algunas excepciones, como los aparejos de pesca en montañas submarinas y dorsales oceánicas. Eva Ramírez-Llodra, investigadora que estuvo en el ICM y que ahora trabaja en el Norwegian Institute for Water Research, destaca también el descubrimiento en llanuras submarinas de grandes depósitos de escorias de carbón, conocidas como clinker, la negativa herencia de los antiguos barcos de vapor. "Hay una gran acumulación bajo las rutas modernas de navegación, lo que indica que los principales corredores marítimos no han cambiado en dos siglos", explica Ramírez-Llodra. "Las basuras de los fondos marinos son un problema muy importante al que hasta ahora se ha prestado muy poca atención", concluye Company. El proceso habitual es el siguiente: algunos animales las confunden con alimento, especialmente los plásticos que se han desmenuzado con el paso de los años, y al ingerirlas acaban ahogados o bien desnutridos debido a la obstrucción de sus estómagos.