“No tenía miedo a ser descubierto porque ya me habían descubierto en 1986 y no me expulsaron. Me sentía amparado por los Maristas”. Con estas palabras, el exprofesor de gimnasia del colegio de los Maristas de Sants-Les Corts Joaquim Benítez ha confesado este martes en la Audiencia de Barcelona la ocultación de los abusos a menores por parte de los responsables de la orden religiosa.

“Abusé de un niño en 1986. El padre se quejó al director. Hablamos los tres. Pensaba que me expulsarían. Llegó el verano. Acabó el verano. Me advirtieron de que no podía volver a pasar. Me dijeron que me quedaría 3 meses sin sueldo. No lo hicieron. Por eso no tenía miedo”, ha declarado Benítez ante el tribunal.

El exprofesor se ha negado a responder a las preguntas de la fiscalía y las acusaciones particulares, y solo contesta a la defensa.

El testimonio de Benítez resulta clave, no solo para concretar las circunstancias de los abusos, sino también para detallar la responsabilidad de los Maristas en la supuesta ocultación de los hechos. El exdocente solo admite que practicó felaciones a dos alumnos ("A T. lo engañé y le hice una felación", ha declarado hoy) y niega las otras acusaciones.

Antes de entrar en el Palacio de Justicia, Benítez se ha encontrado con Manuel Barbero, padre del primer denunciante. Barbero, que le ha negado el saludo, le ha recordado a Benítez que le prometió a contar toda la verdad sobre la actuación de los Maristas.