La cuenta atrás hacia la Almudena ha empezado. El Palacio de la Zarzuela ya tiene trazado el retrato robot de la boda del siglo en España, la que convertirá en marido y mujer al príncipe Felipe y a la experiodista Letizia Ortiz. A partir de la semana que viene, la Casa Real se empleará a fondo en vestir este armazón, que ya tiene despejada la primera incógnita: según ha podido saber este diario, cerca de 2.000 invitados serán testigos directos del enlace del príncipe de Asturias el próximo 22 de mayo.

Según fuentes de la organización de la boda real, la nómina de invitados está marcada por los aforos de los dos escenarios nupciales: la catedral de la Almudena --que ese día oficiará su primera boda-- y el Palacio Real de Madrid. El templo religioso puede albergar a 1.300 personas, mientras que el palacio tiene una capacidad para 1.700 que puede ampliarse hasta los 2.000 convidados del banquete real.

MADRID PONE LAS FLORES Este vasto puzzle protocolario lo conformarán, entre otros, los representantes de las casas reales, el Gobierno español, los presidentes autonómicos y las autoridades del Ayuntamiento de Madrid, que pagará la mitad de adornos florales de la ciudad. El otro 50% irá a cargo de Patrimonio Nacional.

La Casa Real prevé la asistencia de los primeros espadas de la realeza, con Carlos de Inglaterra como representante de los Windsor. Precisamente, Juan Carlos y Sofía fueron baja en la boda del heredero británico porque eligió Gibraltar como punto de inicio de su luna de miel.

Los enlaces de las infantas Elena (Sevilla, 1995) y Cristina (Barcelona, 1997), que no franquearon el umbral de los 1.600 invitados, sirvieron de tubo de ensayo para la boda de Felipe, cuyo rango ya lleva implícito que los preparativos resulten mucho más complicados. Más allá de la mera organización, el principal hándicap es el dispositivo policial encargado de garantizar la seguridad en previsión de atentados.

MIEDO A ETA Los servicios de seguridad de la Casa Real y los ministerios de Defensa e Interior ya han empezado a trazar el operativo que deberá blindar la boda real ante las posibles amenazas de ETA y del terrorismo internacional. En este sentido, uno de los aspectos que aún está en el aire es si el vehículo que paseará a Felipe y Letizia debe ser cubierto.

Habrá que tener en cuenta además las previsiones del tiempo, que acabarán perfilando detalles.