Algunos detalles del complejo testamento de Marlon Brando empezaron a conocerse ayer. Aunque el actor reconoció a 10 hijos vivos en su testamento --con edades comprendidas entre los 46 y los 10 años-- , no todos recibirán una parte del legado. Su hija adoptiva Petra Brando-Corval, de 32 años, se queda fuera, así como su nieto Tuki Brando, según se ha sabido tras iniciarse el viernes pasado los trámites para realizarse la verificación del documento que transmite los últimos deseos del actor.

Petra es hija de su antigua asistente, Caroline Barrett, con la que el actor mantuvo una última batalla legal poco antes de morir sobre los 185.000 dólares que supuestamente éste le regaló para comprar un apartamento en Londres en los años 80, y después le reclamó alegando que era un préstamo.

Tuki es hijo de Cheyenne, quien se suicidó en 1995 y protagonizó un sonado escándalo junto con su hermanastro Christian, acusado de matar al novio de la hija tahitiana de Brando.

Además, dos de sus mejores amigas, Alice Marchak y Blanche Hall, recibirán una cantidad mensual según la última voluntad del actor, que también nombra a Maria Christina Ruiz y a su exesposa tahitiana, Tarita Teriipala. Brando quiso que Ruiz, su exdoncella y amante, sea la albacea de los tres hijos que tuvieron juntos, incluido el pequeño Timothy, de 10 años, que es autista. Y Tarita velará por los intereses de Tuki.

El polémico intérprete de El último tango en París redactó su testamento en agosto de 2002, aunque hizo algunos cambios el pasado 18 de junio, tan sólo 13 días antes de su muerte en un hospital de Los Angeles, a los 80 años. Brando dejó a sus herederos un total 17, 5 millones de euros, repartidos entre los 2,5 millones en los que está valorada su colección de arte, guiones y otros objetos personales, y los 15 millones que suman su casa de Mulholland Drive y el grupo de 11 pequeñas islas que compró en 1966 en Tahití por unos 200.000 euros.