Ocho heridos por asta de toro fue el balance del sexto encierro de los Sanfermines corrido con toros de la ganadería gaditana de Jandilla. Todos estaban anoche fuera de peligro.

El encierro de Pamplona recuperó ayer los montones, una circunstancia del recorrido que sólo nombrarla produce escalofríos. Los montones fueron, desgraciadamente, muy populares en los años 70 y, de todos ellos, el más trágico ocurrió en 1975, cuando un corredor perdió la vida. Se hicieron algunos arreglos en el túnel de entrada a la plaza, habilitándose una especie de gateras para que los corredores encontrasen protección. También el suelo se arregló, pero este paso angosto de 3,6 metros es un embudo en el que basta que caiga un corredor, otro tropiece sobre él, y así unos cuantos, para que se produzca el montón. Luego llegan los toros y algunos pasan por encina, pero otros no pierden la oportunidad de cornear.

EN EL TUNEL Las imágenes más espectaculares tuvieron ayer como protagonista al guipuzcoano Julen Madina, un habitual de los encierros que lleva ya 33 años en la brecha sin faltar uno solo. El toro, Trigueño , embistió contra un montón de mozos formado en el túnel de entrada a la plaza y allí, sin defensa posible, quedó a merced del astado. Un total de 18 corredores atendidos, ocho por asta de toro, convirtieron el encierro en uno de los más peligrosos de los últimos Sanfermines.

OPERADOS EN LA PLAZA Los toros salieron desde principio atacando. Ya en la Cuesta de Santo Domingo, primer tramo, hubo tres cogidas, una más se registró en la plaza del ayuntamiento y las otras cuatro, en el callejón o túnel de entrada a la plaza, donde se formaron dos montones de corredores. Dos de los heridos fueron operados en la enfermería de la plaza y los otros quedaron internados en el Hospital de Navarra y en la residencia Virgen del Camino.

Ludovico de Carlos García, residente en París, inauguró el parte de cornadas. Le siguieron el estadounidense M. S. y Juan María Hinchado, de L´Hospitalet. Ya en la plaza, José Miguel García resultó herido por asta. Los cuatro restantes fueron corneados en el callejón.