La conferencia sobre cambio climático de París (COP21), celebrada el pasado diciembre, concluyó con un acuerdo histórico en el que todos los países del mundo se comprometían a avanzar juntos para frenar el aumento de las temperaturas, pero dejó para futuras citas concretar cómo se lograría. A partir de hoy, las delegaciones se reúnen en la ciudad marroquí de Marraquech (COP22) para empezar a perfilarlo. «Serán dos semanas de trabajo muy técnico para intentar dar forma al esqueleto de París», resume Elvira Carles, directora de la Fundación Empresa y Clima. «De Marraquech no se esperan grandes acuerdos políticos porque no toca -dice el secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra-. Lo que sí espera España es que se dé un impulso a la concreción en la reglas de aplicación del convenio».

Entre los asuntos que se tratarán destacan la definición de los requisitos de transparencia, es decir, cómo se verifica que todos los países cuentan sus emisiones de gases con los mismos criterios, un detalle en absoluto baladí puesto que China lo considera una injerencia en su soberanía nacional.

Asimismo, y al igual que en París, en Marraquech se hablará nuevamente sobre cómo concretar la ayuda financiera para que los países en desarrollo puedan adaptarse a los efectos más inmediatos del cambio climático, una contribución prometida que debería alcanzar los 100.000 millones de dólares anuales en el año 2020 (por ahora ya se han anunciado 67.000 millones, según la OCDE). En la misma línea, también estará sobre la mesa la transferencia de tecnología del Norte al Sur para fomentar un desarrollo más limpio. Finalmente, se instará a los países a que empiecen a definir objetivos de emisiones con vistas al 2050.

Las delegaciones presentaron en París de forma voluntaria un plan de acción para reducir en los próximos años las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero. En total, las propuestas debían ser suficientes para evitar que la temperatura media mundial suba más de dos grados con respecto a los valores preindustriales, pero no lo son. Del esfuerzo suplementario, sin embargo, no se hablará previsiblemente hasta el año 2018, cuando el IPCC -el grupo de expertos de la ONU en cambio climático- presente su nuevo informe.

EMISIONES EN ESPAÑA / Según datos aún provisionales, las emisiones de CO2 crecieron en España un 3,5% en el 2015. Es el segundo año consecutivo de aumento tras la fuerte caída ocasionada por la crisis. Para el secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, el dato no es preocupante porque «no impide que España siga en la senda de cumplimiento» de los objetivos acordados para el 2020.

Una vez constituido el nuevo Gobierno, España ratificará el convenio «en un plazo de entre tres y seis meses» debido a que debe superar una larga tramitación parlamentaria, avanza Saavedra. «Ello no es obstáculo para que España participe en las decisiones de aplicación del convenio de París porque está representada por la Unión Europea», añade el secretario de Estado. H