Ni rastro todavía del bólido cósmico que el domingo cruzó la Península ante la mirada perpleja de miles de ciudadanos. No obstante, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), encabezado por el astrogeólogo y responsable del Laboratorio de Certificación e Identificación de Meteoritos del Centro de Astrobiología (CAB), Jesús Martínez-Frías, sigue trabajando en la posibilidad, "aunque remota", de hallar restos.

El experto ha diseñado un plan de actuación para seguir de manera permanente este fenómeno, que ha interesado a varias instituciones, como las universidad de California y Barcelona y la revista científica estadounidense Meteoriticial Bulletin .

Filtro de los avisos

Martínez-Frías cuenta con la experiencia que hace cuatro años les llevó de cabeza tras los famosos aerolitos, unos bloques de hielo que no venían del cosmos sino de la atmósfera terrestre. Un total de 41 de las 50 bolas de hielo encontradas en los sitios más dispares tenían una composición común: agua de grifo.

"No descartaremos ningún aviso, pero estableceremos un filtro para evitar el gasto de dinero público en vano con viajes y esfuerzos inútiles. Analizaremos caso por caso, pero antes de desplazarnos exigiremos el envío de una muestra y un informe serio y por escrito que establezca una correlación clara entre los restos hallados y el fenómeno", anunció Martínez-Frías.

El investigador ha pedido que les sea remitido para investigar su composición el fragmento de roca ennegrecido encontrado ayer en el pueblo zamorano de Fuentes de Ropel. Pero incluso la Guardia Civil duda de que el pedrusco, de unos tres centímetros de diámetro y hallado por un vecino junto al cementerio, sea el resto de un meteorito.

Testimonios falsos

Entre los últimos testimonios llegados al CSIC, también puestos en duda, figuran los de un camionero y un vecino de Totana y Alhama (Murcia). La Guardia Civil no ha encontrado nada en los parajes donde aseguraban haber visto caer los objetos incandescentes. "En seguida nos dimos cuenta de que las posibles huellas encontradas el lunes en la localidad conquense de Minglanilla nada tenían que ver con un cuerpo celeste. Los meteoritos no llegan ardiendo ni los cráteres se producen tan fácilmente. Las posibilidades de encontrar fragmentos son remotísimas", insistió Martínez-Frías.