Salvamento Marítimo desistió ayer en su intención de que los buzos entraran en el interior del barco pesquero hundido el lunes frente al Cabo Peñas, en Asturias, y aplazó la operación hasta que la embarcación pueda ser estabilizada, aumente la visibilidad en el agua y se reduzca el oleaje. En el naufragio murieron dos marineros y los cuerpos de otros seis, que permanecen desaparecidos, podrían estar dentro del pesquero. Según el único superviviente del naufragio, el segundo patrón del arrastrero, Manuel Simal Sande, la tripulación se encontraba durmiendo cuando el barco embarrancó.

Dos de los cuatro buzos de Salvamento Marítimo desplazados hasta el lugar del naufragio intentaron el primer acceso a mediodía, pero la falta de visibilidad, la presencia de redes y el estado de la mar --que puede convertir el pesquero hundido en una trampa-- se lo impidió.

Estos buzos repetirán hoy la inmersión y estudiarán la posibilidad de acercarse al pesquero o preparar una operación que permita estabilizarlo. En principio, Salvamento Marítimo prevé que pasen varios días antes de que los buzos puedan entrar en condiciones de seguridad al barco que, de momento, no se plantean reflotar.

Al margen del trabajo de los buzos, embarcaciones de salvamento y varios helicópteros ampliaron ayer la búsqueda de los tripulantes desaparecidos hasta las diez millas.

Tras el accidente se pudieron recuperar los cuerpos del patrón de la embarcación, el portugués Francisco Gomes Fragateiro y de Manuel Indalecio Mayo Brea, natural de Muros (La Coruña). Siguen desaparecidos tres gallegos, uno de ellos un joven asturiano alumno en prácticas; un portugués y dos indonesios.