La heroína resiste. Aunque está muy lejos de causar los estragos sociales de los años 80 y 90, el consumo de esta droga no da síntomas de desaparecer y se mantiene estable en España. Eso sí, se ha transformado. Si hace tres décadas sobre todo se inyectaba, actualmente normalmente se consume fumada, a veces mezclada con cocaína.

A ese fin se destina la heroína marrón, llamada brown sugar, que se elabora en Afganistán. De esta variedad es el alijo de 64 kilos que ha sido interceptado en Barcelona en el curso de una investigación conjunta de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía. Los agentes desmantelaron una organización que había instalado su base en España, desde donde distribuían por toda la UE droga cultivada en Afganistán.

"Es la primera vez que se detecta un envío de heroína a España por vía marítima mediante un contenedor", explicó el capitán Ángel Pardo, responsable de la investigación por parte de la Guardia Civil, que precisó como la variedad brown sugar de origen afgano es muy distinta de la heroína blanca, que es la que se inyecta.

Oculta entre sal

Para traer la droga, la trama, integrada por cinco paquistanís y tres españoles, había creado una empresa fantasma que, con la excusa de importar alimentos de Asia, trajo un contenedor con 22.000 kilos de sal en cuyo doble fondo había 57 kilos de heroína. Para localizar la droga, los agentes tuvieron que sacar todos esos kilos de sal, envasados en sacos de arpillera, y después, con ayuda de los bomberos, girar el contenedor pues solo desde abajo se podía acceder al doble fondo.

La organización realizaba envíos más pequeños con paquetes postales. De ellos, fueron interceptados dos, uno de 3,7 kilos y otro de 3,3. "En uno de los paquetes la droga venía en las tapas de unos libros", explicó Rodrigo Mendoza, inspector del Cuerpo Nacional de Policía.

Según los expertos del Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), frente al consumo por inyección habitual hace dos décadas, la vía oral (fumada) y la intrapulmonar (inhalada) son cada vez más frecuentes. Las últimas encuestas, con datos del 2009 y el 2010, indican que el consumo de esta droga se sitúa en el 0,1% de la población española (el 0,8% de los españoles entre 25 y 64 años). En las cárceles, la tasa es superior, del 2,4% de los reclusos.

Problema sin resolver

El declive de la heroína, que se comenzó a gestar en los 90, se certificó en el 2005, cuando dejó de ser la primera sustancia que motivaba las admisiones a tratamiento, cediendo el liderazgo a la cocaína.

Julio Bobes, presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol y las otras Adicciones y miembro de la comimión clínica del PNSD para el estudio de la heroína, aseguró ayer que el consumo de esta droga en España "sigue estabilizadoO en los últimos años ñcon una tendencia a disminuir". Además, ha cambiado el perfil del yonqui. Esta droga es consumida ahora, según Bobes, sobre todo "por inmigrantes, muchos de origen centroeuropeo, que viven en ambientes marginales. Muchos han llegado ya con la adicción". Los médicos alertan de que la heroína genera adicción en una de cada cuatro personas que la prueban. Además, avisan de que su consumo "no deja nada sin afectar".