La Policía Nacional detuvo ayer en Marbella a un hombre considerado el número tres de la mafia rusa a nivel mundial y a otros dos Vor v Zakone (ladrones en ley, líderes de las mafias rusas) cuando mantenían una reunión para, presuntamente, concretar el asesinato de un líder de un clan rival y demostrar la fortaleza de su organización en Europa. Los arrestados pretendían reestructurar la organización desmantelada el pasado mes de junio, que pretendía operar en todo el territorio español, cuando fueron detenidas 129 personas, entre ellas siete ladrones en ley en el denominado caso Kus-Nàpols. Todos ellos han ingresado en prisión como presuntos autores de tentativa de homicidio, falsedad documental y pertenencia a organización criminal.

La investigación comenzó el pasado mes de julio. Se detectó en Marbella la presencia de varias personas vinculadas a uno de los Vor v Zakone más importantes de Europa. Los agentes conocían a esta persona ya que se trataba de uno de los máximos responsables que, desde Lituania, dirigía la organización desmantelada el pasado mes de junio. Desde allí daba las órdenes a los distintos clanes e incluso ejercía de juez ante las disputas que surgían por el control y reparto de las modalidades delictivas y del territorio, han sostenido. Era tal su poder que los agentes constataron que, tras el intento de asesinato de un ladrón en ley en Valencia abortado por la Policía Nacional con la detención del sicario, ordenó a los líderes afincados en España desplazarse hasta Lituania para resolver los problemas entre los clanes. Así consiguió evitar una guerra entre ellos y no levantar sospechas ante los investigadores de crimen organizado. Los policías siguieron sus movimientos por Marbella y detectaron que se rodeaba de un numeroso grupo de personas que le acompañaban continuamente. Cada uno ejercía un rol distinto ya que existía personal encargado de proporcionar seguridad y contra vigilancias en las reuniones. Durante la investigación se pudo determinar que, además del reparto del territorio, los criminales estaban presuntamente planificando el asesinato de un destacado miembro de un clan rival que pretendía asentarse en España. Para ello concertaron una reunión o shodka a la que iban a asistir los líderes de distintas organizaciones, ya que ellos son las únicas personas con capacidad para tomar una decisión de ese tipo.