AGOTADO por las obligaciones de la Semana Santa, Juan Pablo II siguió ayer los consejos de su médico y renunció a leer una parte de los discursos previstos durante la tradicional audiencia de los miércoles. No es la primera vez que sucede desde que, en 1992, se anunció que el Papa, que tiene casi 84 años, padece la enfermedad de Parkinson. R. D.