Oficialmente, según los datos difundidos anoche por las autoridades italianas, los muertos a consecuencia del incendio del ferri Norman Atlantic frente a la isla griega de Corfú son diez y la cifra de personas puestas a salvo por los equipos de rescate asciende a 427. Sin embargo, en el registro de la naviera figuran 478 nombres de pasajeros, y se sabe además que decenas de rescatados no tenían billete, lo que presagia que el accidente de la nave italiana se saldará con una cifra final de fallecidos mucho mayor, que probablemente ronde, o en el peor de los casos supere con creces, la cuarentena.

De momento, la prensa griega daba por hecho ayer que había al menos 38 personas desaparecidas, una diferencia con las cifras italianas que ha sido justificada por el ministro de Transporte italiano, Maurizio Lupi, con el argumento de que posiblemente, antes de cruzar el Adriático, algunos viajeros registrados descendieron del barco en Igoumenitza (Grecia), o que no todos los pasajeros con billete se hubiesen embarcado en Patras, el puerto de partida.

Por si el descontrol fuera poco, entre los rescatados se encuentran también 80 personas que no estaban registradas como pasajeros, entre los que podría haber inmigrantes clandestinos, como se ha verificado en el caso de un afgano. "Mientras no tengamos una lista fiable de los que efectivamente habían embarcados no podremos saber si falta alguien", dijo anoche Lupi.

El incendio del ferri se habría producido a las 3.30 horas de la madrugada del domingo en la bodega destinada a transportar vehículos, según varios pasajeros. "Fuego, fuego, huir, huir", empezaron a gritar en la nave. Una hora más tarde, vista la envergadura del fuego, el capitán, Argilio Giacomazzi, de 62 años, lanzó el SOS de rigor, indicando las coordenadas en las que se encontraba. Inmediatamente después ordenó a los pasajeros que subieran a la cubierta más alta, para evitar que murieran asfixiados por el denso humo del incendio. Las olas eran de unos seis a siete metros, el viento soplaba a 50 nudos y en jerga marinera había "una mar de fuerza 8". Tras la orden del capitán, la tripulación arrió algunos de los botes salvavidas, pero el apagón a causa del incendio a bordo frustró el acceso a casi todas las barcas, lo que horas más tarde obligaría a la Aeronáutica italiana a organizar el salvamento casi exclusivamente mediante helicópteros. "Mucha gente cayó al mar", han relatado varios testigos, que coinciden en asegurar que "una decena de personas que se encontraban en una lancha terminaron en el agua".

"A mi alrededor vi a cuatro personas muertas con toda seguridad", explicaría una mujer que permaneció cuatro horas en el agua.

Estando el ferri en aguas griegas, Atenas asumió la madrugada del domingo la coordinación de las operaciones de socorro, pero a las nueve de la mañana Roma decidió tomar el mando de "la mayor operación de rescate jamás realizada", según dijeron ayer oficiales de la Marina en una rueda de prensa. Se ignora la razón del cambio de mando, aunque tendría que ver con la incapacidad griega de afrontar una operación de tal magnitud. Roma envió a la zona 12 helicópteros, dos aviones, un caza, tres patrulleras, cinco remolcadores y la nave anfibia San Giorgio como base de las operaciones y de repostaje de los helicópteros. La mayoría de los rescatados tuvieron que ser pescados desde los helicópteros. Anoche, la nave anfibia permanecía cerca del navío incendiado, que seguía a la deriva a unas ocho millas de Vlora (Albania). Helicópteros buscaban más desaparecidos.

Las fiscalías de Bari y Brindisi han abiertos sendos sumarios por naufragio y homicidios negligentess o involuntarios y están interrogando al pasaje. Una de las investigaciones apunta a verificar la causa del incendio en el garaje del ferri. Algunos camioneros rescatados han relatado a las televisiones italianas que "las partes altas" de sus vehículos, algunos cargados con aceite, "rozaban el techo de la bodega" y se "balanceaban a causa de las olas". "Es posible que se produjera alguna chispa", señalaron.