Se escondía en un chalet de El Vendrell, en Tarragona, mientras las autoridades italianas le buscaban por haber sido condenado con sentencia definitiva a más de 30 años de prisión por tráfico de drogas destinadas a Barcelona y el norte de Italia. A Francesco Castriotta, alias Gianco, de 43 años, le han perdido las fiestas de Navidad y de Fin de Año, que quiso celebrar por todo lo alto, rodeado de sus parientes, a quienes llamó y a su vez le llamaron por teléfono, sin saber que tenía el móvil pinchado desde Italia. Lo comunicó Marcello Musso, fiscal de Milán, y la circunstancia ilumina sobre el grado de colaboración, incluso tecnológica, entre Italia y España.

Mientras los ciudadanos celebraban las fiestas, un núcleo de carabineros italianos, con la colaboración de los Mossos d’Esquadra, mantuvieron bajo control el chalet de El Vendrell, base usada por Castriotta para dirigir sus tráficos desde Barcelona. Había pasado de la cárcel al arresto domiciliario en el 2010 por razones médicas, ya que sufría de una forma de priapismo -erección permanente del pene- causada por un largo consumo de cocaína. Fue localizado en la localidad costera de Tarragona el pasado septiembre, cuando le faltaban por cumplir 21 años, dos meses y 10 días de prisión.

De acuerdo con las investigaciones, formaba parte de un grupo criminal liderado por Biagio Crisafulli, considerado como el capo de la droga en Milán e intermediario del tráfico de hachís procedente de Marruecos. Ambos mantenían relaciones comerciales estrechas con la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa, que las fiscalías de Palermo y de Nueva York consideran como la organización criminal que tiene el monopolio del mercado mundial de la cocaína latinoamericana. Precisamente la pugna de Crisafulli y Castriotta con la ‘Ndrangheta por la creación de un grupo autónomo habría terminado con la probable entrega del capo residente en El Vendrell.

«Se trata de un gran éxito del Estado, el resultado del sacrificio y dedicación de los carabineros que, incluso en los días de Navidad, han continuado trabajando para descubrir a este peligroso criminal», comentó Musso. En el 2014 había sido localizado en Venezuela, pero su captura fue frustrada. Castriotta había sido arrestado en el 2009, en el ámbito de un sumario que dirigía el propio Musso, y cuando fue llevado ante el juez, que por casualidad era una jueza, el reo se presentó con un contenedor de hielo en las partes íntimas a causa de la perenne erección de la que sufría. Por esta razón y tras varios peritajes médicos que calificaron la patología como «dolorosísima», el tribunal decidió que fuera sacado de prisión y pasara al arresto domiciliar, del que huyó. Ahora vuelve a estar detenido.