Un juzgado de guardia ha ordenado este viernes el ingreso en prisión preventiva para Joakim Robin Berggren, el ciudadano sueco que atemorizó Barcelona este martes tras robar un camión de butano.

El hombre salió ayer jueves al mediodía de la unidad psiquiátricaen la que fue ingresado el martes -tras ser arrestado por los Mossos d'Esquadra-. Esta mañana ha pasado a disposición judicial. La jueza, tras escuchar las pruebas aportadas por los Mossos, ha estimado la petición de la fiscalía y ha decretado que sea internado inmediatamente en un centro penitenciario a la espera de que se celebre el juicio contra él.

La policía catalana le atribuye diversos homicidios en grado de tentativa, debido al hecho que fueron numerosos los ciudadanos y los policías que tuvieron que esquivar el camión para evitar que fueran embestidos. También lo relacionan con delitos de lesiones -dos peatons resultaron heridos por el impacto de bombonas de butano que salieron disparadas-, conducción temeraria, atentado contra agente de la autoridad.

Joakim es un viejo conocido de la policía sueca. En abril del 2008 fue condenado a tres años de prisión por violencia machista. Arrastra detenciones por hurtos y sanciones por tenencia de estupefacientes. También por conducir sin carnet y bajo los efectos del alcohol.

Agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana se jugaron el tipo para detenerlo. Perdió más de 50 bombonas de butano que salieron disparadas en cada curva y en cada banda rugosa que sobrepasó a toda velocidad. Embistió coches y estuvo a punto de atropellar a varios peatones que a esa hora -las 10.30 de la mañana- paseaban tranquilamente por la plaza de Pau Vila, en dirección a la Barceloneta.

La secuencia, la de un camionero kamikaze que no se detenía ni ante los disparos de la policía, conectaba inevitablemente con las matanzas yihadistas de Niza o de Berlín. Pero Berggren no era ningún terrorista islamista. Era un turista que venía de correrse una juerga antológica un lunes por la noche.