Se conocieron hace años en prisión, donde iniciaron una relación sentimental. Y desde allí volverán a verse después de que Bernardo Montoya, que confesó en un primer momento haber asesinado a la joven profesora Laura Luelmo, descargara finalmente la culpabilidad del crimen sobre su expareja Josefa en su última declaración el pasado 4 de abril. El juez que lleva el caso ha ordenado realizar un careo entre ambos el próximo 16 de mayo para someter a contradicción la nueva versión ofrecida por Montoya, según ha sabido este diario.

Ambos serán interrogados de forma simultánea y por videoconferencia, según confirmó a este diario el abogado de Bernardo Montoya, Miguel Rivera.

Montoya prestará declaración desde la cárcel de Sevilla, donde está en prisión preventiva. Por su parte, Josefa lo hará desde el centro penitenciario de Huelva, en el que ha vuelto a ingresar recientemente y donde también permanece interna Pilar, la otra mujer con la que Montoya mantenía una relación cuando se produjo el asesinato de Laura Luelmo y con la que mantuvo un vis a vis justo antes de ser detenido y acusado de violar y acabar con la vida de la joven profesora en la localidad onubense de El Campillo. De hecho, la defensa de Montoya está estudiando la pertinencia de solicitar también la declaración como testigo de Pilar, «puesto que fue una de las últimas personas que estuvo con Bernardo antes de ser detenido y su testimonio podría ser relevante».

LA ACUSACIÓN

Josefa, a quien previsiblemente se le asignará un letrado de oficio, podrá defenderse así, por primera vez, de las graves acusaciones vertidas por su exnovio, que según asegura confesó haber cometido el crimen en un primer momento para proteger a su expareja. Montoya declaró que el día que desapareció Laura Luelmo, Josefa, a la que no veía «desde hacía tres años», se presentó en su casa de El Campillo para visitarle.

Cuando ambos estaban en la puerta, encendiendo un brasero, la joven profesora, cuya vivienda estaba ubicada frente a la de Montoya, «se acercó a preguntarle por un supermercado» y él le dio indicaciones, volviendo a hablar con la chica cuando esta regresó de hacer la compra.

Entonces, de acuerdo con la declaración del acusado, Josefa le recriminó haber hablado con Luelmo y lo acusó de «alquilarle la casa a Laura a cambio de mantener relaciones sexuales».

LA DECLARACIÓN

Según su declaración, su expareja le propinó «un golpe en la cara a la chica con un palo de escoba» y terminó dándole «tres martillazos en la cabeza». Entre otras cuestiones, el juez, el fiscal y los abogados preguntarán a Montoya y a Josefa durante el careo sobre el lugar donde podría estar oculto ese martillo.

Rivera, el letrado del que sigue siendo el único acusado por la violación y el asesinato de Laura Luelmo, pedirá a su cliente «que señale en un mapa de carreteras el lugar exacto donde, según asegura, ambos se deshicieron del martillo tras el crimen, una zona agreste muy cerca del paraje donde luego se encontró el cuerpo de la víctima».

Montoya también deberá dar detalles sobre el sitio en el que, según su versión, estuvo almorzando con Josefa aquel día, según recuerda su abogado.