Las imágenes son borrosas y temblorosas, malas incluso para los estándares de una cámara oculta, pero no cuesta distinguir a un trabajador echando en la máquina de procesamiento un trozo de carne del suelo. También se mezclan viandas en buen estado con carnes podridas y se falsifica la fecha de caducidad en el etiquetaje. El seísmo provocado por la emisión el domingo pasado de un reportaje por una cadena de Shanghái ha aturdido a las grandes multinacionales de la restauración rápida. Algunas han retirado parte de sus menús, otras ya han encontrado suministradores extranjeros y todas tienen a sus departamentos de relaciones públicas sudando.

El epicentro está en la planta de Shanghái de Husi Food Co., el suministrador del gigante estadounidense OSI, del que se nutren grandes cadenas como McDonalds, Pizza Hut, Burger King, Starbucks, Kentucky Fried Chicken, 7-Eleven o Papa John's Pizza. Esta vez hay muchos agentes extranjeros involucrados.

La crisis ha descubierto que todos los mecanismos de control han fallado y la prensa china se pregunta si esas multinacionales se esfuerzan menos aquí que en el resto de mercados. En un juicio laboral del pasado año, un trabajador de la planta de Shanghái había denunciado el reetiquetado de carne caducada. La compañía ganó el caso, pero aquella denuncia debería haber generado suspicacias.

Garantía inferior

La prensa china ha recordado que Apple ofrecía una garantía inferior en China y que algunos fabricantes de coches retiran sus unidades defectuosas en China con menos diligencia que en otros países.

Sheldon Lavin, presidente y director ejecutivo de OSI, ha descrito lo ocurrido como "completamente inaceptable" y pedido disculpas sin matices: "Fue un error terrible y estoy en estado de 'shock' porque eso pasara en mi compañía", ha dicho en un comunicado colgado en la web del suministrador chino. Afrontaremos la responsabilidad de nuestros errores y nos aseguraremos de que no vuelva a ocurrir", ha añadido con gran contundencia.

Las dimensiones del escándalo crecen sin descanso. No pasa un día sin que aparezca una nueva multinacional afectada y los productos sospechosos ya han alcanzado a Japón y Hong Kong. Las autoridades chinas han inspeccionado en Shanghái cientos de negocios, restaurantes y distribuidores que podrían haber utilizado los alimentos de la planta. En el operativo intervienen la policía, el gobierno local y fiscalía. La planta fue cerrada después de la emisión del programa y se están practicando inspecciones. Hay al menos cinco detenidos, entre ellos el presidente y el supervisor de calidad de la de Shanghái. Las investigaciones señalan que las prácticas ilegales no eran individuales sino que respondían a instrucciones empresariales.

Yum, propietaria de Pizza Hut y Kentucky Fried Chicken, ha cancelado su contrato con OSI y amenazado con acciones legales. Un diario de Hong Kong subrayaba la decisión de McDonalds de vetar a la planta de Shanghái pero seguir trabajando con otras del mismo grupo. Las ocho plantas de OSI en China procesan 300 millones de pollos anuales, el 3 % de la producción nacional, según Financial Times. Hay medio millón de productores chinos de carne, pero muy pocos pueden suministrar las cantidades ingentes y estándares milimétricos requeridos por los gigantes estadounidenses.