Según los estudios sobre los comportamientos de los usuarios, es incuestionable que los medios digitales (internet , medios sociales y juegos) llevan desde el comienzo del siglo desplazando al uso de los medios clásicos (libros, revistas y periódicos, televisión y cine). No es una tendencia coyuntural, sino que lo que hace una década era un pronóstico basado en la movilidad que ofrecían las nuevas ofertas, es ya una realidad que ha convertido a la pantalla de los smartphones en el epicentro de nuestra vida.

Ahora, la nueva frontera parece vendrá por la velocidad de trasmisión de los datos. Mientras que el desplegué de 4G no está completo en muchos países, especialmente en las zonas rurales, ya se habla en todas partes acerca de la red 5G, la del mañana. Gracias a ella se prometen velocidades 14 veces más rápidas que el 4G, que van a ampliar los límites actuales de los usuarios. Los analistas prevén que gracias a ello, esta nueva red permitirá que todos nuestros dispositivos conectados se comuniquen entre sí.

Así que teléfonos, tablets, PCs, domótica, coches conectados, cascos de realidad virtual, realidad aumentada, inteligencia artificial, todos ultraconectados entre sí, definirán la próxima década y el 5G será la red que lo permita. De momento las expectativas son muchas, pero todo está en periodo de prueba.

A principios de este año Samsung hizo una llamada en 5G entre Corea del Sur y EEUU, y en todo el mundo los fabricantes están comenzando sus primeros experimentos con 5G. El reto es enorme. Para finales de esta década se esperan 50.000 millones de objetos conectados en funcionamiento en el planeta; el tráfico se multiplicará por mil en 10 años, y se desarrollarán tecnologías como la domótica y la inteligencia artificial.

Los objetos se comunicarán entre sí, incluidos los objetos del hogar y los automóviles. Habrá que organizarlo todo de nuevo, piensen por ejemplo, que un fallo de la 5G podría causar accidentes gravísimos de tráfico y aéreos. Y puesto que en los grandes centros urbanos los accidentes ocurren con más frecuencia, el sistema de trasmisión pasa por establecer grandes antenas alejadas de las ciudades y desde ellas distribuir la señal a otras más pequeñas situadas en el centro de las ciudades. Habrá, por tanto, que reordenar también el propio urbanismo de las ciudades.

Pero el cambio más importante será que el 5G terminará con la red neutral. Hoy en día, cuando nos conectamos a la red desde cualquier utensilio, las aplicaciones son administradas de la misma manera. Con el 5G habrá un sistema de prioridades de acuerdo a cada aplicación, que necesitarán utilizar las radiofrecuencias y los protocolos más apropiados en cada caso.

Pero que nadie se asuste, gracias al 5G vamos a ver los vídeos en streaming con más calidad; los videojuegos online podrán ofrecer realidad virtual; los coches serán autónomos y se comunicarán entre sí; el GPS será más preciso; habrá videollamadas de 360; robots y aviones teledirigidos; las baterías de nuestros smartphones durarán tres días y algunos objetos conectados pueden llegar a tener autonomía para 15 años. El portal francés Phoneandroid establecía un ranking por países en la carrera por el 5G. En primer lugar estaba China.