El FBI prometió ayer que «va a ser exhaustiva la investigación» del inusual y trágico incidente que se vivió el viernes en Seattle, donde Richard Russell, un hombre de 29 años que era empleado de tierra de la aerolínea Horizon Air, robó un avión de pasajeros vacío y lo voló durante 75 minutos antes de estrellarlo en un suicidio. De momento, no obstante, el caso ya ha servido ya para exponer agujeros en la seguridad aérea de EEUU pese a los refuerzos establecidos en ese campo tras los atentados del 11-S y para intensificar el escrutinio de los controles a los que se somete a empleados de aerolíneas.

Mary Schiavo, que fue inspectora general del Departamento de Transporte, explicó al The Washington Post que en un país donde hay cerca de 900.000 trabajadores de aviación esos controles son «bastante rudimentarios». Mientras que a los pilotos se les somete, por ejemplo, a exámenes médicos periódicos, los de mecánicos y personal de tierra son mucho más limitados y no incluyen pruebas sobre salud mental.

PROPUESTA DE LEY / El año pasado, después de que un informe del Departamento de Seguridad Nacional alertara de vulnerabilidades que podían permitir a terroristas y criminales intentar conseguir trabajos en el sector (aunque no se ponía foco en la salud mental), la Cámara Baja del Congreso aprobó una propuesta de ley para reforzar el escrutinio de todos los empleados en los aeropuertos. El Senado aún no ha votado.

Quedan muchos interrogantes pero se van conociendo más detalles. Alaska Airlines, dueña de Horizon Air, informó que Russell era su empleado desde febrero de 2015, manejando equipaje y remolcando aviones. El viernes cubrió su turno y a las 19.32 despegó con el turbohélice Bombardier Q400 con 76 asientos del aeropuerto de Seattle-Tacoma. Tras pasar hora y cuarto en el aire seguido por dos F-15 que no dispararon, estrelló la nave en Ketron.

Russell no tenía licencia de piloto pero las conversaciones que mantuvo con la torre de control pueden ayudar a los investigadores a entender cómo pudo manejar la nave de una forma que ha sido definida de «increíble». En un momento dijo: «No necesito mucha ayuda. He jugado a algunos videojuegos antes». En otro momento también dijo que sabía «como desplegar el tren de aterrizaje» del avión aunque añadió: «Realmente no planeaba aterrizarlo».