El Gobierno catalán acordó este sábado a mediodía decretar, indefinidamente de momento, el confinamiento perimetral de la comarca de Segrià, que tiene como capital a Lérida y es limítrofre con las comarcas aragonesas que aún están en fase 2 por los rebrotes. En la comarca catalana, conformada por 38 municipios, viven unas 210.000 personas. De los nueve brotes activos de coronavirus en Cataluña, siete están en Lérida, y la incidencia del virus en la zona es «muy superior» a la del resto de la comunidad, afirmó la consejera de Salud catalana, Alba Vergés. Informan Guillem Sànchez y Beatriz Pérez.

Los Mossos d’Esquadra se encargarán de controlar el operativo, anunció el presidente Quim Torra. Según expuso, su Gobierno ha acordado el confinamiento perimetral del Segrià debido a un «crecimiento demasiado importante de casos de contagio» de covid-19. Vergés detalló que los casos de hospitalización se han triplicado en diez días, motivo por el que pidió, no sin polémica en Aragón, que se evitase acudir al hospital de Lérida.

Aunque en cierta forma se veía venir, con el hospital de campaña que se habilitó anteayer junto al hospital Arnau Vilanova de Lérida, el anuncio fue sorpresivo. Tanto que pilló a muchos aragoneses, sobre todo de Fraga y Binéfar, comprando en Lérida, con unas horas para volver.

Las comarcas del Cinca Medio, Bajo Cinca y Bajo Aragón-Caspe guardan una relación estrecha con esta zona por la proximidad, tanto familiar como laboral. Pero el acceso sigue estando permitido para trabajar e ir al médico.

Quizá por eso, los alcaldes de la zona no se mostraban excesivamente preocupados por la afección en Aragón, más pendientes de poder salir ellos de la fase 2 en la que aún se encuentran. Algo que podría producirse en los próximos días y para lo que esta situación, en principio, no afectará. El Gobierno de Aragón, de hecho, no va a adoptar ninguna medida especial al respecto.

ALCALDES Y EMPRESARIOS

Así, Marco Ibarz, alcalde de Zaidín y presidente de la Comarca del Bajo Cinca, explicaba que no estaban especialmente preocupados, porque «los que tengan que trabajar, podrán seguir haciéndolo», y lo veían venir. «Nosotros llevamos dos semanas prácticamente en el mismo confinamiento, ya sabemos de qué va», exponía. El alcalde de Tamarite de Litera, Francisco Mateo, también lo consideraba «una situación muy similar a la que hemos vivido aquí», y aunque son «momentos duros», quiso hacer un llamamiento a la calma. «Esperemos que la gente sea consciente de que hay que respetar las medidas sanitarias», confiaba. Magda Godía, alcaldesa de Mequinenza, apuntaba también que sobrellevarán la situación, pese a los fuertes lazos con la zona, y que aunque habrá «situaciones complicadas» e inquietud, «tendremos que remitirnos a la situación de las primeras semanas».

Algo más de pesimismo cundía entre los empresarios, dado que el movimiento de población genera mucho negocio en la zona. Así lo explicaba Jesús Burrell, binefarano cuya empresa está radicada en Lérida, y que apuntaba que, aunque «las empresas y los trabajadores son conscientes de las medidas de prevención que se deben seguir», los temporeros le generaban más dudas, porque «no son tan conscientes del problema y no cuentan a veces con los medios para serlo. Alguno, si da positivo, se va otro sitio y no hay control que valga», aseguraba.

Gonzalo Portalés, de la asociación empresarial del Bajo Cinca, apuntaba también que habrá afecciones porque son comarcas «muy interrelacionadas», con clientes en Lérida. Pero le inquietaba más el factor sanitario, sobre todo cuando Fraga pueda salir de la fase 2. Para el presidente de la Asociación de Comercio y Servicios de Fraga y Comarca, Gustavo Quibus, afectará al haber «menos movimiento». Aunque en la parte positiva apuntaba que la gente de la zona, con el confinamiento, «ha tomado conciencia de que hay que comprar y apoyar al comercio local», y ahora tendrán que mantenerla.

PERMITIDO IR A TRABAJAR, AL MÉDICO O DE PASO

El confinamiento de la comarca leridana, similar al que ya se llevó a cabo en Igualada, tiene excepciones que harán que, en muchos aspectos, tenga escasa afección para los vecinos aragoneses. Sobre todo el hecho de que se puede acceder para trabajar, sin distinción de servicios esenciales o no. Incluidos los temporeros, si justifican el desplazamiento.

También podrán entrar y salir de la comarca quienes vayan al médico o a atender a un impedido, y se podrá atravesar la autovía o autopista si es de paso. De otra forma, los aragoneses en la playa lo hubiesen tenido complicado para volver.

Las restricciones incluyen la prohibición de reuniones de más de 10 personas, el cierre de los centros de día de mayores, la prohibición de visitar a ancianos en residencias y, a nivel general, la recomendación de permanecer en casa y limitar la actividad social al máximo.

Para controlar los movimientos, los Mossos montaron un dispositivo con 25 puntos de control y unos 200 agentes en el entorno de la comarca, que restringirá las entradas y salidas de este área. Tienen un centro de mando en la autovía A-2.

Según fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón, la Guardia Civil dará «apoyos puntuales» en caso necesario. Los efectivos catalanes tienen orden de multar a quien desobedezca las medidas.