Ismael Rodríguez Clemente, el cazador que mató a dos agentes rurales en Aspa (Lérida), tenía caducado el permiso E, necesario para usar la escopeta Benelli del calibre 12 con la que cometió el crimen. La Guardia Civil obliga a depositar las armas bajo custodia de la unidad de intervención mientras se renuevan los permisos. Pero Rodríguez sorteó esta exigencia simulando que la escopeta cambiaba de propietario. Cambiar de nombre puede hacerse en una armería. El único requisito es que el nuevo dueño debe estar en posesión del permiso correspondiente. Rodríguez vinculó la escopeta, que acababa de adquirir, a un conocido, posiblemente alguien de su confianza. Este cómplice tenía la obligación de quedarse con el arma hasta que Rodríguez renovara su permiso y cambiaran nuevamente de nombre el arma. Pero dejó que este segundo se la llevara. El sábado por la mañana, cuando se topó con los dos agentes rurales, estaba utilizando sin permiso esta escopeta. Y disparó a los dos hombres. La abogada de Rodríguez explicaó ayer que su defendido tras los disparos, entró en shock y que solo quería correr. A instancias de sus compañeros cazadores llamó al 112 para alertar de lo que acababa de hacer.