Sortear una presa hidroeléctrica con un dique de más de 40 metros es obviamente un trabajo colosal de ingeniería, pero también pueden lograrse grandes progresos en estructuras más pequeñas, como antiguos azudes que se construyeron para elevar el nivel del agua y así poder derivar agua. Solo en la cuenca del Ebro hay más de 200 escalas para fauna en azudes, aunque buena parte no funcionan correctamente. Para cumplir la directiva europea del agua, que obliga a dar continuidad faunística a los ríos, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) tiene en proyecto construir o reformar un centenar de saltos que salven desniveles de viejos azudes. Dos de los más avanzados están en el cauce del río Matarraña, en Teruel.