¿Se imaginan un mundo en el que los asesinos, ladrones y terroristas recibieran avisos desde las redes sociales sobre la operaciones policiales encaminadas a detenerlos? No sería un mal guion para una película de ficción, pero aún sería mejor para un documental. Porque eso es lo que está pasando con las aplicaciones que avisan de los controles policiales de las carreteras, ya sean de alcoholemia, velocidad o las destinadas a interceptar a delincuentes comunes o terroristas.

La proliferación y el seguimiento cada vez más masivo de estas redes jaleadas incluso por algunos medios de comunicación han hecho saltar todas las alarmas. Tras años de clamar en el desierto, un movimiento de protesta integrado por agentes policiales, ciclistas, motoristas y víctimas de accidentes está empujando a la Administración a dar un paso adelante. La DGT y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil quieren prohibir este tipo de prácticas, aunque de momento no podrán llevarlo a cabo. Habrá que esperar, como mínimo, hasta que empiece la nueva legislatura, dado que se requieren reformas legales de calado.

Todas la aplicaciones funcionan con el mismo sistema. Se nutren de la información que les mandan sus usuarios. Cuando estos alertan de la presencia de un control o de un radar, la red se encarga de difundirlo al resto de abonados. Es la versión tecnológica de la vieja costumbre de hacer luces para avisar al resto de conductores que detrás encontrarán una patrulla o un control. La paradoja es que esta conducta, prácticamente en desuso, está prohibida y penada con una multa de 80 euros, mientras que el aviso masivo a través de internet es perfectamente legal.

Solo se puede actuar contra los conductores chivatos cuando mandan imágenes en las que se puede identificar a los agentes de los controles o si informan de dónde se colocarán. Pero si informan de algo que han visto en la carretera no cometen ninguna ilegalidad.

Tras conocer la puesta en marcha de la plataforma Creando Seguridad, nacida con el único objetivo de reclamar la erradicación de estas prácticas, el director general de Tráfico, Pere Navarro, pidió el pasado febrero varios informes y su conclusión no deja lugar a dudas. «Hay que acabar con este vacío legal que facilita las cosas a conductores que son un peligro para la vida de los demás o a delincuentes y terroristas», señala, y pone de ejemplo a Francia, donde se ha vetado la práctica «a través de una ley de seguridad ciudadana».

REFORMA DE TRES NORMATIVAS

La Agrupación de la Guardia Civil de Tráfico, por su parte, ha elevado otro informe a la dirección general del cuerpo en respuesta a una petición de la Asociación Pro Guardia Civil (Aprogc), un colectivo de agentes muy sensibilizados con la problemática desde hace tiempo. En su petición, los agentes proponen la reforma de tres normativas: la ley de Seguridad Ciudadana, el Código Penal y la ley de Tráfico, prohibiendo a los conductores que avisen y a las webs publicitarlo. Aunque el informe de la Agrupación de Tráfico no se ha hecho público, fuentes policiales confirman que ha asumido la propuesta de ilegalización.

Mientras no llega el veto, la Guardia Civil se ha visto obligada a cambiar de estrategia. Hace un par de años empezó en Galicia a implantar los llamados «controles dinámicos», que convierten a estos en más indetectables, y recientemente los ha extendido al resto del territorio DGT (salvo Cataluña y País Vasco). El cambio consiste en montar pocos puntos fijos de control y destinar la mayoría de efectivos a circular parando aletoriamente a los vehículos o aquellos que den síntomas de conducción anómala. Al mismo tiempo, los controles fijos cambian con más frecuencia de ubicación. Desde las fuerzas policiales también se ha pedido por las redes sociales a los conductores que no boicoteen su propia seguridad alimentado las apps.

LAS ESTRELLAS

La webs son tan numerosas que es fácil localizarlas. Basta con teclear radares o controles en un buscador. Una de las más conocidas es Social Drive, una start-up gallega creada en el 2014 que acumula 3,5 millones de descargas y concentra la mayor parte de las críticas. Basta entrar en ella para darse cuenta de que está prioritariamente encaminada a revelar la posición de controles y radares de todo tipo. Las llamadas realizadas y los correos mandados por este diario para recabar su versión no han obtenido respuesta. Waze, navegador similar a Google Maps que también avisa de los controles, es otra de las estrellas de este lado oscuro de la tecnología.

Para hacerles frente se puso en marcha hace unos meses la plataforma Creando Seguridad, que está integrada por una veintena de colectivos de motoristas, ciclistas (la Asociación de Ciclistas Profesionales), abogados, víctimas de tráfico, técnicos en seguridad vial y hasta tres asociaciones de agentes de tráfico de la Guardia Civil.