China ha alumbrado la zona más misteriosa de la Luna. La sonda Chang’e 4 tomó tierra ayer a las 10.26 hora local y envió las primeras fotografías de su cara oculta. Fue un día para la hemeroteca: nos acerca al entendimiento de la Luna y empuja a China a la élite espacial que monopolizaban Estados Unidos y Rusia.

La nave no tripulada fue lanzada el 8 de diciembre con el cohete Larga Marcha y alcanzó la órbita lunar cuatro días después. Desde entonces esperaba las óptimas condiciones de luz para descender a territorios ajenos al hombre. La oscuridad es solo uno de los problemas. Todas las misiones se habían concentrado en la cara visible desde la Tierra porque la complejidad desaconsejaba la contraria. La propia masa lunar impide la comunicación directa a través de ondas de radio entre la base y la nave, por lo que China tuvo de construir un satélite de intermediario.

Esa zona, con una orografía abrupta de numerosos cráteres que contrasta con las llanuras que dominan la cara más conocida, solo había sido vista a través de lejanas y granulosas fotos. La nave alunizó en la cuenca Aitken, cercana al Polo Sur, donde se aloja un cráter de 186 kilómetros de diámetro. Es el cráter más grande, antiguo y profundo de la Luna, probablemente originado en una fuerte colisión. Su examen resolverá muchas dudas sobre la génesis del satélite.

RECOGER MUESTRAS

Un vehículo lunar dotado de seis ruedas, cámara, radar y espectómetro recogerá muestras para analizar la composición del terreno y la radiación. China ha aclarado que es más ligero y más resistente que el célebre Yutu (liebre de Jade, en mandarín). Su «muerte» en el 2013, apenas unos minutos después de pisar la Luna, desoló a un país que había adoptado a ese armatoste metálico como mascota. La misión también comprende experimentos de 28 universidades chinas como la plantación de vegetales y flores para examinar los efectos de la baja gravedad.

El éxito de Chang´e 4 concluirá la segunda fase del Programa de Exploración Lunar. China tiene previsto enviar el año próximo la nave Chang´e 5 y devolverla a la Tierra con muestras de la superficie lunar. Es otro de los objetivos apretados en la agenda de un país que envió a sus primeros hombres al espacio solo quince años atrás. De Pekín surgen hoy las misiones más audaces y mediáticas. En el 2020 llegará a Marte y dos años después abrirá la estación espacial permanente Tiangong-3.