Los primeros mensajes públicos lanzados por los grandes países emisores de gases de efecto invernadero en la Cumbre de Clima COP 25 no están siendo nada alentadores. El mismo día en que Bruselas lanzaba oficialmente su Pacto Verde con el que pretende arrastrar a China e India a una mayor ambición climática, los gigantes asiáticos advertían en Madrid que antes de comprometerse a ampliar sus planes de reducción de emisiones para cumplir el Acuerdo de París deben revisarse los incumplimientos de "los países desarrollados" en el periodo previo. Lo que ellos denominan pre-2020.

La luz roja la ha agitado Yingmin Zhao, viceministro de Ecología y Medio Ambiente de China en su intervención en el plenario de la Cumbre y de modo mucho más explícito en un comunicado conjunto del gigante asiático con la India, Brasil y Sudáfrica. "Nos devuelve a los fantasmas anteriores al Acuerdo de Paris. Fueron los mismos cuatro países los que se cargaron la Cumbre de Copenhague unos años antes", señala una fuente próxima a los negociadores.

Estados Unidos y Japón

Los cuatro esgrimen que los países ricos no han cumplido los acuerdos anteriores, los correspondientes a los protocolos de Kioto, ni en cuanto a la reducción de emisiones que se marcaron ni en cuando a los fondos de ayuda climática a los países en desarrollo. Sería algo así como decir: si queréis que cumplamos París debéis hacer vosotros los deberes atrasados. Tienen parte de razón. Europa sí ha cumplido pero Estados Unidos, de retirada, y Japón, volcado en el carbón y al gas tras el accidente Fukishima, no.

Quizás todo quede en una estrategia negociadora para tomar ventaja a las hora de acordar la declaración final o en el debate sobre el mercado mundial del carbono, pero lo que más preocupa en los pasillos de la ONU es lo que hay detrás de este argumento. China cedió para cerrar el acuerdo de la capital francesa porque Obama había hecho a su vez concesiones. "¿Si Estados Unidos no cumple su parte porque deberíamos cumplirla nosotros?", parece preguntarse ahora China. Más allá de lo que se pacte o no Madrid, este desajuste pone en peligro la aplicación del acuerdo parisino cuando el año próximo llegue el momento de la verdad.

Alianza descafeinada

Las malas noticias nunca llegan solas y el supermiércoles de la ambición climática que se había anunciado quedó algo diluido. A la propuesta del Green Deal de Bruselas debía sumarse la ampliación de la Alianza para la Ambición Climática que alumbrada el pasado septiembre en Nueva York. Allí 68 países se comprometieron a ampliar sus compromisos a partir del 2020 en la línea que marca París. Se había dicho que muchos más países se unirían en Madrid a esta alianza pero a la hora de la verdad solo han sido 16 y el de mayor relevancia como emisor de gases es Pakistán. Entre el resto figuran Nepal, Montenegro y otros de similares características.

A las exigencias de los cuatro países encabezados por China se ha sumado también la de varios países africanos, que en la misma línea exigen que los países ricos cumplan sus compromisos financieros. "Para construir una coalición de países dispuestos a presentar nuevos planes climáticos el año que viene, los países ricos deben cumplir sus promesas sobre la acción previa a 2020 y eso desbloqueará las promesas de los países más pobres sobre nuevas reducciones de emisiones", señaló Mohamed Adow, Director de Power Shift Africa.