Para un menor trans, explicar sus sentimientos a su familia y amigos y hacer el proceso de cambio de sexo (con o sin operación u hormonación) es muy complejo, pero si este dispone de un apoyo adecuado en los colegios o institutos, el tránsito normalmente es más sencillo y se pueden evitar situaciones de bullying, que llevan a algunos menores a la depresión e incluso, en los casos más graves, hasta el suicidio. Pese a ello, cinco comunidades autónomas, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja y Asturias, así como las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, en las que viven seis millones de personas, carecen de legislaciones que garanticen los derechos de los trans en el entorno educativo, según ha denunciado este lunes la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB).

Por ello, la Federación ha exigido al Gobierno que apruebe una legislación estatal que “clarifique, complete y dé respuesta” a este alumnado, ante la evidencia de que existen “normativas desiguales, que generan diferencias entre comunidades” y algunas “están incompletas, no están implementadas o son muy desconocidas”. Por ejemplo, uno de los fallos más recurrentes entre las leyes autonómicas, como sucede en Canarias, Galicia y País Vasco, es que no disponen de un régimen sancionador que las haga efectivas.

LA COMPARATIVA AUTONÓMICA

Y es que la FELTBI ha elaborado un ranking en el que se compara las diferentes legislaciones y su implementación que concluye que en Navarra, la Comunitat Valenciana y Aragón los menores trans cuentan con las mejores medidas de apoyo y protección en el ámbito educativo. En dicho análisis, Cataluña y Baleares aparecen en un grupo de desarrollo intermedio de las principales medidas, por delante de Galicia, Canarias y País Vasco. En el furgón de cola se sitúan las autonomías sin protección establecida por ley.

Además, disponer de una normativa específica no garantiza su implementación adecuada, como ha explicado, en la rueda de prensa de presentación del informe, Encarna, profesora técnico de servicios a la comunidad en un instituto de enseñanza secundaria en Madrid. Por su experiencia, en muchos centros educativos el equipo directivo rechaza utilizar el nombre del sexo sentido de un menor trans o darle su apoyo “por el qué dirán”, ante el “miedo a la reacción de algunos padres”. Y es que en su opinión, impera la falta de formación para atender las necesidades de este alumnado entre el profesorado y los equipos directivos.