Un piloto, un médico, una enfermera y dos turistas holandesas perdieron ayer la vida en Gran Canaria tras estrellarse el helicóptero de rescate en el que las dos últimas iban a ser trasladados al Hospital Negrín, para ser atendidos de las heridas que sufrieron tras volcar el autobús con el que recorrían la isla.

El trágico accidente se produjo en Cruz Grande, en las inmediaciones de la presa de Chira, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana. A las tres de la tarde, el autobús en el que viajaban 36 turistas de nacionalidad holandesa, francesa, inglesa, alemana y española, se salió de la serpenteante y estrecha carretera que bordea el embalse y volcó. Un total de 27 pasajeros resultaron heridos.

EVITAR UNA TRAGEDIA MAYOR Minutos después, llegó a la zona un helicóptero del Servicio de Urgencias Canario para trasladar a los heridos más graves a los centros hospitalarios de la isla. Pero al despegar, las aspas traseras del helicóptero --en el que viajaban el piloto, Juan Ignacio Hernández León, de 48 años; el médico Orlando Rodríguez Brito, de 42 años; la enfermera Carolina Pérez, de 28 años, y las turistas holandesas Will Volbly y Alye Poepjes-- chocaron en dos ocasiones contra unos cables de alta tensión.

"No podíamos creerlo. Vimos cómo parecía que recuperaban el control y, después de estar seguros primero de que iban a caerse al dar con el cable, nos convencimos de que habían sorteado los obstáculos ya que seguía volando", relató un socorrista de Cruz Roja. "Todos estábamos aplaudiendo, contentos de que hubiera remontado el vuelo, cuando lo vimos desplomarse", añadió el enfermero.

El piloto consiguió evitar que el aparato cayera sobre el numeroso grupo de curiosos y efectivos de rescate que se habían desplazado al lugar de los hechos para atender a los heridos en el accidente del autocar, pero no pudo esquivar la boscosa ladera contra la que finalmente se estrelló el aparato.

GRAN INCENDIO La enorme potencia del impacto provocó un importante incendio que los bomberos de San Bartolomé de Tirajana tardaron varias horas en sofocar. El fuego y los cables de alta tensión que se soltaron tras el impacto dificultaron las labores de rescate de los fallecidos y el traslado de los restantes turistas heridos en el accidente del autocar.

El helicóptero siniestrado era un bimotor Daulphin que iba equipado en su interior con una unidad de vigilancia intensiva. El aparato operaba desde 1995 para el Servicio de Urgencias Canario. El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, atribuyó el siniestro "a la fatalidad y al choque contra un cable".